domingo, 7 de junio de 2009

QUE VERGÜENZA DE CLERO

Las declaraciones del Cardenal Cañizares es para poner el grito en el cielo y para ponerlo a él (mejor me callo....) porque incluso en los tiempos que corren acabaría una peor que él encima. Comparar el aborto con los abusos sexuales a niños no es que sea "irresponsable" como dice la Ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, sino que es para volverse loca. Y éstos son los que viven del dinero de los españoles dando misas y...... Me parece fantástico, vamos. Y sigamos así, sigamos. ¿Cuanta mierda puede tapar una sotana y un traje con corbata? ¡QUE UN FETO NO ES CONSCIENTE DE SU EXISTENCIA AÚN, SEÑORES! UN NIÑO SÍ. QUE UN FETO DE 8 SEMANAS ES UN SER VIVO PERO NO HUMANO (como dijo la Ministra de Igualdad, Bibiana Aido) SÍ SEÑORES, SÍ. ¿ESO NO LO ENTIENDEN USTEDES? PERO ABUSAR DE UN NIÑO PEQUEÑO ESO SÍ LO ENTIENDEN, SEÑORES CARDENALES, ESO SÍ LO SABEN HACER USTEDES ¿NO?. ¡AH, CLARO QUE EL NIÑO AL DÍA SIGUIENTE SIGUE VIVO PARA QUE PUEDAN SEGUIR USTEDES ABUSANDO DE ÉL! AUNQUE SIGUE APARENTEMENTE VIVO PERO MUERTO, MUERTO EN SU INOCENCIA, MUERTO MORALMENTE PARA SIEMPRE. OBJETOS PARA SIEMPRE DE QUIENES LE QUIERAN SEGUIR EXPOLIANDO SUS SENTIMIENTOS YA PARA SIEMPRE ENTERRADOS.


Yo no tengo ganas de lanzarle ningún grito a Roma, porque ya sabemos que no escuchan lo que no les conviene y punto. Sordos para el grito del sediento, del hambriento, del enfermo de sida, del marginado, sordos para el grito de ese niño que agoniza ante el abuso y el poder de un hombre que le pone sus manos sucias y grandes que le resulta a él un gigante, un gigante que puede aplastarle si grita. Pero voy a dejar que grite el muerto más vivo, Federico García Lorca, ese que mataron también para que no siguiera hablando, para que no siguiera gritando esta miseria de vida. Recuerdo ahora una letra de Lole y Manuel que decía: "El cardo siempre gritando y la flor siempre callá. ¡Que hable la flor y que se calle el cardo!" ¡QUE SE CALLE EL CARDO, POR FAVOR, QUE SE CALLE EL CARDO!


FEDERICO NEGRO, FEDERICO GITANO, FEDERICO HOMOSEXUAL, FEDERICO MUJER, FEDERICO SIEMPRE TÚ AL LADO DE LOS QUE SON VERDAD, AL LADO DE LOS QUE SUFREN, MARGINADOS POR ESOS QUE SE DISFRAZAN DE PODER PARA ESCONDER CON ÉXITO SUS MISERIAS.


FEDERICO GARCÍA LORCA,
POETA EN NUEVA YORK

Grito hacia Roma
(Desde la torre del Crysler Building)

Manzanas levemente heridas
por los finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones, tiburones
como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupe carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino,
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.
Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero el viejo de las manos traslucidas
dirá: amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor, entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.
Mientras tanto, mientras tanto, ¡ay!, mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan bajo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.

jueves, 4 de junio de 2009

Lex Oppia

Extemplo simul pares esse coeperint, superiores erunt (Livio, Ab urbe condita, XXXIV, 3) argumentó Catón en el 195 a. C. a la petición de derogación de la Lex Oppia. El mensaje de la cita, y el temor que encierra, no pueden ser más fulminantes, TAN PRONTO COMO HAYAN EMPEZADO A SER IGUALES, SERÁN SUPERIORES. Se está refiriendo Catón a las mujeres.

La Lex Oppia fue una Ley que estuvo vigente en la República Romana desde su promulgación en el año 215 a. C. hasta el año 195 a. C., año en que fue derogada a pesar de la oposición de Catón el Viejo. Era una ley restrictiva para las mujeres, ya que se les prohibía llevar más de una cierta cantidad de oro, vestidos coloridos y llevar carruajes por ellas mismas demasiado cerca de la ciudad, a menos que fuera para ritos religiosos.