sábado, 10 de noviembre de 2007

El famoso tópico del "carpe diem"

El tópico del Carpe diem ha alimenado toda la historia de la literatura europea. Aquí tenemos algunos ejemplos en nuestra lengua.

dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.


Mientras hablamos, huye el envidioso tiempo. Aprovecha el día, y no confíes lo más mínimo en el mañana.

Horacio, Odas, I, 11, 7-8.

El frecuentísimo tópico conocido como Carpe diem -'aprovecha el día'- consiste en una invitación a disfrutar del presente sin preocuparse del futuro. La formulación "carpe diem" aparece por primera vez en Horacio. Son frecuentes otras formulaciones, como el conocido “Collige rosas” -'coge las rosas'-. De ordinario, el tópico del carpe diem aparece en unión de otros lugares comunes, como el de la fugacidad del tiempo (tempus fugit).


Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi

finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios

temptaris numeros. Vt melius, quidquid erit, pati!

seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam,

quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare

Tyrrhenum: sapias, uina liques et spatio breui

spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit inuida

aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.


Horacio, Carmina, Libro I, Oda XI.



No preguntes (sacrilegio es saberlo), Leucónoe, qué fin a tí, qué fin a mí nos concedieron los dioses, ni sondees los cálculos babilonios. ¡Cuánto mejor soportar lo que haya de ser, tanto si Júpiter nos ha concedido muchos inviernos, como si es el último el que ahora quiebra las olas del mar Tirreno contra los escollos que se no pone por delante! Sé sabia, filtra el vino y, breve como es la vida, corta la esperanza larga. Mientras hablamos, habrá huido celosa la edad: aprovecha el momento, confiada lo más mínimo en el mañana.


(Traducción: Lola Jiménez Jiménez)


Todos conocemos este tópico que se ha repetido hasta la saciedad en poemas, obras en prosa, canciones, cine, etc. Pero para llegar a un conocimeinto profundo de éste “aprovecha el momento” es necesario indagar en la etimología de este verbo, carpo.

-En la lengua rústica significa “coger”, “arrancar” (la hierba, por ejemplo).

-En el campo textil, “deshacer hilo a hilo” (la lana, el lino), “deshilar”

-En la lengua común significa “elegir” y también “degustar”, “disfrutar de”

Carpo significa, pues, “arrancar”, “separar arrancando”, “arrancar a pedazos”,“desgarrar”; toma después los sentidos figurados de “aprovechar”, “gozar”(“gozar de un dulce sueño”), “consumir” (“consumir las fuerzas”), “recorrer”,“completar” (“recorrer un camino”, el definitivo en la frase supremum iter carpere: “hacer el último viaje”).

Puede entenderse entonces “Carpe diem” como “Cómete el tiempo a mordiscos”, “arránca pedazos al tiempo, al día”, tópico tan manido y sin embargo tan pocas veces entendido, tan pocas veces realizado, la mayoría de las veces entendemos la importancia de un momento cuando ni siquiera hemos abierto la boca para propinar el primer mordisco.



Vivamus, mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum severiorum
omnes unius aestimemus assis.
soles occidere et redire possunt:
nobis, cum semel occidit brevis lux,
nox est perpetua una dormienda.

Catulo, 5, 1-

Vivamos, querida Lesbia, y amémonos,
y las habladurías de los viejos puritanos
nos importen todas un bledo.
Los soles pueden salir y ponerse;
nosotros, tan pronto acabe nuestra efímera luz,
tendremos que dormir una noche eterna.



Κ.Π. Καβάφης, ‘Ενας γέρος. ( Cavafis, un anciano).

En el ruidoso interior de un café/ se sienta en un velador cabizbajo un anciano/ con un periódico frente a él, sin compañía.
Y en el desprecio de la desdichada vejez/piensa cuán poco le regalaron los años/cuando tenía vigor, elocuencia y hermosura.
Sabe que ha envejecido mucho: lo siente, lo ve. / y en estos momentos el tiempo en que era joven le parece/que fue ayer. ¡Que pequeño intervalo! ¡Qué pequeño!
Y medita cómo se rió de él la Prudencia/ y como se fiaba siempre -¡que locura!-/ de esa embustera que le decía: “Mañana. Tendrás mucho tiempo”.
Recuerda los impulsos que contuvo y cuánta/alegría sacrificó. De su insensato conocimiento/ se burla ahora cada oportunidad perdida.
Pero de tanto pensar y recordar/ se mareó el anciano. Y se adormece/ apoyado en el velador del café.

Traducción: Lola Jiménez Jiménez


Con esto, se fue la Pipota, diciéndoles:- Holgaos, hijos, ahora que tenéis tiempo; que vendrá la vejez y lloraréis en ella los ratos que perdisteis en la mocedad, como yo los lloro.

M. de Cervantes, Rinconete y Cortadillo, Madrid, Alianza 1992. P. 52.


Entrégate a todo amor, hermosa joven,
pues huye día a día la juventud.
¿Quieres pagar mayor tributo a la muerte
que el que ella misma se cobrará cuando te desnude?

Poemas de la India en Equipaje de mano, Martín López-Vega, Madrid, Acuarela, 2000, p. 56.


¿Qué pretendes con tu abatimiento y tu agonía gratuitas? No le añadas fuego al fuego para aumentar la locura. Ésta es la vida. Esto es lo que hay. Cenizas y confusión. Pero también prodigios y grandeza. Napoleón sabía que vivimos y morimos entre maravillas. Tú también deberías saberlo, deberías saber que del barro nacen flores, y de tu tristeza puedes obtener fuerza en lugar de depresión. Somos carne mortal, pero lo mortal es para los mortales, como decía Píndaro. Aprovecha tu mortalidad, apura tu tiempo hasta las heces. Somos ciegos que pretenden comprender el arco iris, pero, Luz, ¿qué más da?, ¿qué más da?, ¿es que no notas cómo bulle la vida a tu alrededor?

Á. Vallvey, Los estados carenciales, Madrid, Destino, 2002. Pp. 37-38.

A SU ESQUIVA SEÑORA

Por eso ahora, mientras colores juveniles
afloran a tu piel como al alba el rocío
y tu alma deseosa por cada poro
transpira fuegos instantáneos,
pasémonoslo bien mientras podamos
y, como aves de presa entregadas a amarse,
antes devoremos nuestro tiempo con prisa
en vez de languidecer ante su lenta caza.
Echemos a rodar toda nuestra fuerza
y toda la dulzura en una misma bola
y con áspera lucha rasguemos los placeres
por todas las puertas de hierro de la vida.
Así, aunque no podamos hacer que nuestro sol
se detenga, sí al menos podremos gobernar su carrera.

Andrew Marwell en Antología Esencial de la Poesía Inglesa, Ángel Rupérez (ed.), Madrid, Espasa, 2000, p. 13.

Ilustre y hermosísima María,
mientras se dejan ver a cualquier hora
en tus mejillas la rosada aurora,
Febo en tus ojos, y en tu frente el día,
y mientras con gentil descortesía
mueve el viento la hebra voladora
que la Arabia en sus venas atesora
y el rico Tajo en sus arenas cría;
antes que de la edad Febo eclipsado,
y el claro día vuelto en noche oscura,
huya la aurora del mortal nublado;
antes que lo que hoy es rubio tesoro
venza a la blanca nieve su blancura,
goza, goza el color, la luz, el oro.

Luis de Góngora.


Oye latir la noche
en la voz subterránea
de las tardes,
y chascar la hojarasca
del otoño
en el suave mecerse de las frondas de mayo.
Podredumbre en desorden ya acelera la muerte
bajo la piel hermosa de los cuerpos.
Apresúrate, pues, corazón jubiloso.
Goza tarde, hojas verdes, luz viva en el cabello,
claveles, labios que tus ojos siguen,
piel de la frente y cuello y alegre primavera.

Francisco Álvarez Velasco


Los espinos.

Verdor nuevo los espinos
Tienen ya por la colina,
Toda de púrpura y nieve
En el aire estremecida.
Cuántos ciclos florecidos
Les has visto; aunque a la cita
Ellos serán siempre fieles,
Tú no lo serás un día.
Antes que la sombra caiga,
Aprende cómo es la dicha
Ante los espinos blancos
Y rojos en flor. Ve. Mira.

Luis Cernuda, Como quien espera el alba


En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende el corazón y lo refrena;
y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;
coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.
Marchitará la rosa el viento helado,
todo lo mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre.

Garcilaso de la Vega (1501?-1536)


COLLIGE, VIRGO, ROSAS
.

Estás ya con quien quieres. Ríete y goza. Ama.
Y enciéndete en la noche que ahora empieza,
y entre tantos amigos (y conmigo)
abre los grandes ojos a la vida
con la avidez preciosa de tus años.
La noche, larga, ha de acabar al alba,
y vendrán escuadrones de espías con la luz,
se borrarán los astros, y también el recuerdo,
y la alegría acabará en su nada.
Más, aunque así suceda,
enciéndete en la noche,
pues detrás del olvido puede que ella renazca,
y la recobres pura, y aumentada en belleza,
si en ella, por azar, que ya será elección,
sellas la vida en lo mejor que tuvo,
cuando la noche humana se acabe ya del todo,
y venga esa otra luz, rencorosa y extraña,
que antes que tú conozcas, yo ya habré
conocido.
Francisco Brines, El otoño de las rosas.

¿Y qué puedo decir de la canción de Joan Manuel Serrat "Hoy puede ser un gran día"....

CATULO

Poesía Lírica en Roma.
La lírica latina comienza en Roma mucho más tarde que la épica o el teatro, concretamente a finales del siglo II a.C., en plena influencia helenística y cuando las circunstancias políticas y sociales habían abocado los ánimos de los ciudadanos cada vez más hacia la intimidad y la vida privada. Las convulsiones sociales que propiciaron la falta de ideales comunes que justificasen una épica nacional, hacen brotar una serie de composiciones breves y delicadas en las que se renuncia a todo lo que sea grandeza, volcándose en la intimidad de las pequeñas cosas.
Las características de esta nueva poesía siguen siendo semejantes a las de la lírica griega (mitología, polimetría, etc.), pero la diferencia es que los romanos escribieron poca poesía lírica propiamente dicha y además fue un producto completamente literario no arraigado en la costumbre social, pensado para ser leído y no cantado. En este marco afloró en primer lugar el círculo de Lutacio Cátulo y sus célebres epigramas eróticos, a quien podemos considerar como precedente de los neotéricos, verdaderos artífices y abanderados de toda una renovación literaria y estética.
Los Neotéricos.
Son llamados así un grupo de poetas (no una escuela), considerados como los renovadores cultistas de la poesía latina del momento. Propugnaban el abandono de la épica en aras de unas pequeñas composiciones en las que predominaban la pureza estética, la propiedad en el lenguaje, la selección del vocabulario y la polimetría, buscando siempre la perfección métrica. Básicamente insisten en un nuevo tratamiento poético que gira en torno al culto a la forma perfecta y a la introducción de una nueva temática.
La obra maestra que tenía que escribir el neotérico romano para graduarse de "doctus poeta" era un epilio. El epilio o pequeña epopeya es un excelente testimonio del gusto alejandrino, que odiaba la gran epopeya. El concepto de poema corto y gracioso es consustancial a la palabra epylion en toda la Antigüedad, cuyo ejemplo más representativo es el, por otra parte, poema más extenso de Catulo, Las bodas de Peleo y Tetis (64), en 408 hexámetros: escenas coloristas del mundo mítico, moralizadoras reflexiones finales, añadidos en estrecha conexión interna y externa con el tema principal, acentuación del elemento erótico, arte descriptivo brillante, etc.
Otros representantes del arte neotérico del epilio son los poemas Culex y Ciris, pertenecientes a la Appendix Vergiliana y, como toda ella, atribuidos a Virgilio. Ésta en concreto y el estilo en general de los poemas de esta "escuela" influyeron notablemente en obras capitales de la literatura posterior como las Metamorfosis de Ovidio. El término "neotéricos" fue acuñado por Cicerón (neotérico arrepentido y a quien irritaban especialmente) de una manera un tanto despectiva, y se generalizó en la Antigüedad tardía. La generación que los representa abarca desde la dictadura de Sila (82-79 a.C.) hasta el período comprendido entre las batallas de Farsalia y Accio (48-31 a.C.). La mayoría proceden de la Galia Transpadana; y en cuanto a sus concomitancias poco más podemos decir, salvo que están más unidos por los rechazos que por intereses o propósitos comunes.
Así pues, rechazan a Ennio y se unen en un intento de imitar a los poetas alejandrinos (Calímaco, especialmente), que ejercerían una gran influencia en su forma de componer: vocablos, construcciones sintácticas, doble espondeo para terminar el hexámetro, introducción y pronunciación a la griega en el alfabeto latino de la "y" y la "z"...). Defienden el arte por el arte en un alarde de erudición y subliman las más nimias vivencias personales encuadrándolas en un preciosismo exagerado y en un ansia desmedida por la perfecta ejecución formal. Algunos de sus autores más cualificados son:
-Helvio Cina, con su obra Zmyrna, que tardó nueve años en componer y supone una de las muestras más representativas del grupo.
-Valerio Catón, autor de una de las producciones eróticas más celebradas: Lydia, así como su poema de técnica calimaquea, Dyctinna.
-Licino Calvo, quien destaca en literatura epitalámica y erótica, especialmente por el poema elegíaco a su esposa muerta, Quintilia.
-Cornificio, Furio Bibáculo, Terencio Varrón, etc...
CATULO
Máximo representante de los poetae novi o neotéricos, es el único autor del que se nos han conservado todos sus poemas y uno de los poetas latinos más populares hoy día. En realidad su inclusión en el apartado de la poesía lírica se debe fundamentalmente a su calidad de líder de los neotéricos, pues propiamente líricas tiene escasas composiciones, entre las que podemos mencionar los poemas 11-17-30-34-51-61 y otros. Por otra parte todavía hoy se discute su pertenencia al movimiento elegíaco, aunque por una cuestión meramente formal. En cualquier caso, lírico o propiamente elegíaco, Catulo merece comentario aparte.
Aunque parte de su atractivo radica en su versatilidad, se le recuerda ante todo como poeta amoroso y en esto influyó sobremanera en los grandes elegíacos que le sucedieron: Tibulo, Propercio y Ovidio; efectivamente, fue el primer poeta latino que describió el desarrollo de un proceso amoroso de una manera profundamente intensa. Cayo Valerio Catulo, nacido en Verona (84.54 a.C.), tuvo una vida breve, pero intensa, aunque sin acontecimientos extraordinarios. Era hijo de una familia provinciana, que aún sin grandes bienes de fortuna, pudo dotarle de una excelente educación y facilitarle un trato social elevado: políticos, aristócratas, intelectuales. Su padre se preciaba de la amistad con César, sentimiento que Catulo no compartía. Tuvo poca inclinación por los cargos oficiales y el comercio, y gustaba, por el contrario, del otium, de la vida social, del trato con los amigos, de las mujeres, del arte poético...
El actual Corpus Catuliano que poseemos consta de 116 poemas y podemos vertebrarlo en tres partes claramente diferenciadas:
-La primera parte, del poema 1 hasta el 60, comprende poemas líricos cortos, en metros y contenidos variados: Así encontramos incidentes de la vida diaria, expresiones de amistad, sátiras, críticas políticas, poemas de amor e, incluso, un himno a Diana y la traducción (51) de un célebre poema de Safo.
-La segunda parte, del poema 61 hasta el 68, se caracteriza por una mayor extensión de las poesías e importancia del asunto: himnos nupciales, elegías epistolares, y hasta una breve epopeya con motivos mitológicos. Aquí Catulo se nos revela como el poeta doctus, de influencia alejandrina y carga erudita hasta el punto de versionar dos poemas de Calímaco.
-La tercera parte, del poema 69 hasta el 116, es parecida en cuanto al contenido a la tercera parte, pero se caracteriza por su forma métrica común, el dístico elegíaco, y además porque expresa los sentimientos del poeta de una forma más tradicionalmente romana.
Catulo escribió, pues, básicamente dos modos de poesía:
-Poemas yámbicos o mélicos (de corta extensión) y epigramas en dísticos elegíacos, que en su mayoría reflejan sentimientos personales o impresiones vividas y
-Poemas total o predominantemente narrativos, en los que o no se alude en absoluto a su persona o sólo para dar pretexto a una extensa digresión, donde el preciosismo y la precisión técnico-poética dominan absolutamente.
En suma, Catulo se nos presenta como la figura más destacada entre los poetas jóvenes de su época, que buscaban la inspiración no en sus antepasados romanos sino en los griegos, tanto en los poetas cultos y esmerados de la época helenística, como en los poetas líricos más directos de siglos precedentes, como Safo.
En él se resumen todas las características de los neotéricos en cuanto a temática:
-poesía erótica
-descripciones de la naturaleza
-pasquín político
-sátira privada
-epitalamios de influencia mitológica...
Y de la misma manera se observa en conjunto la influencia de los líricos griegos:
-preocupación por la consecución de formas perfectas
-selección del vocabulario
-introducción de nuevos metros y temas
-sentimentalismo
-plasmación de vivencias personales.
Para terminar haremos alusión a las dos circunstancias vitales determinantes que marcaron su vida y su obra:
-la infidelidad de Lesbia
-la muerte de su hermano.
En la vida del poeta se mezclan momentos de felicidad, demasiado breves, con momentos de abatimiento y autodestrucción. La pasión desencantada junto con el angustioso drama de la muerte de su hermano le hacen llegar a una revelación íntima que llena de luz su alma, indecisa entre el odio y el amor: llega la hora amarga de la resignación.
Observamos una sólida entereza, insospechada en alguien que creció en medio de un mundo galante, de disipación y amores livianos. La angustia catuliana, el dolor que apenas encuentra alivio, son el testamento profundamente humano del primer elegíaco que intentó sobrellevar la carga de un amor burlado, de una vivencia asumida en su integridad y que, gracias a ello, pudo proporcionarle una visión trascendental y serena a su existencia.
A través de los breves retratos de su pasión observamos un tesoro de expresiones y motivos populares y de la tradición poética. Su lengua surge del habla familiar y nos sumerge de lleno en la sociedad romana de la época. Fue, en suma, uno de los fundadores de la escuela "modernista" de la poesía latina, el primer lírico de esta literatura y un autor cuya obra reúne todas las cualidades técnicas y emotivas necesarias para llegar al equilibrio deseado. Ello la ha convertido en uno de los "corpus" más armónicos y atractivos de cualquier autor lírico latino.





V. ad Lesbiam.

Vivamus mea Lesbia, atque amemus,
rumoresque senum seueriorum
omnes unius aestimemus assis!
soles occidere et redire possunt:
nobis cum semel occidit breuis lux,
nox est perpetua una dormienda.
da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
dein, cum milia multa fecerimus,
conturbabimus illa, ne sciamus,
aut ne quis malus inuidere possit,
cum tantum sciat esse basiorum.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Con la Afrodita Anadiomene en las manos




El pasado 8 de diciembre con motivo de la celebración de la Inmaculada Concepción en Sanlúcar se erigió una estatua que costó 27.000 euros al Ayuntamiento. Este hecho fácilmente dado a la confrontación entre católicos y ateos, pues todos contribuimos con nuestros impuestos a las arcas del Ayuntamiento, ha levantado más de una discusión a pie de calle. Con vísperas a este día se publicó en este mismo periódico un artículo que elogiaba la conferencia que había ofrecido la historiadora Mª del Carmen Rodríguez Duarte sobre el dogma cristiano de la Inmaculada Concepción de la Virgen y su relación con el culto a la diosas-madre en la Antigüedad. A estas alturas no es ningún secreto que la religión cristiana es producto de un sincretismo religioso, cuyo origen se localiza en Judea. Fundamentalmente surgen de algunos grupos sociales desfavorecidos de Judea así como de las colonias judías situadas en Asia Menor, que, oprimidos por el Imperio Romano, esperaban la salvación de un Mesías, “rey de los judíos”, enviado por Dios. Otros antecedentes al cristianismo son el culto judaico al Hermes Trismegisto, antiguo dios griego de la ganadería y la agricultura, del que se decía “salvaría a sus fieles” y otro culto popular al antiguo dios agrícola frigio Sabazio, idéntico al Dioniso griego y que era visto como un salvador. Fueron igualmente influyentes las religiones mistéricas como el culto a Mitra o la diosa-madre, así como la filosofía platónica y la moral estoica romana. El culto a la Inmaculada Concepción se explica, por tanto, como una manifestación del cristianismo que entronca con esta tradición de adoración y culto a las diosas-madre. Hasta aquí estamos de acuerdo. Pero, creer que este hecho los acredita para proteger su culto así como para defender un lugar destacado de la mujer en la religión cristiana me parece un insulto a la inteligencia. ¿Cómo pueden enarbolar la bandera del feminismo a través del culto a la diosa madre Inmaculada, ocultando con tan sutil velo su desvergonzada naturaleza? La propia denominación “Diosa-Madre” es ya revelador de la esencia de su culto: la maternidad. Resaltar esta función que la naturaleza ha regalado a la mujer es precisamente propio de las sociedades patriarcales como la griega, la romana y la judía, de las que surgió precisamente el germen del cristianismo. Las representaciones de estas diosas-madre existen desde hace más de 30.000 años. Estatuas de barro o piedra que representan a las diosas con las caderas anchas, el vientre y los senos prominentes, resaltando los rasgos propios del sexo femenino y en muchos casos de una posible gestación en curso. El culto a estas diosas simboliza, como sabemos, la veneración de la creación y la regeneración de la vida, y, por tanto, perpetúa a la mujer en su papel de madre y cuidadora de la familia, propio de las sociedades patriarcales. En el siglo V a. C los griegos tenían como objeto de su amor a efebos y hetairas cultas y elegían entre el pueblo raso a hembras actas para el parto y de las que sólo esperaban alguna función más sublime como la administración de la economía doméstica. ¿Os suena? Nihil novum sub sole. Al menos los griegos sabían que tenían que visitar el lecho de sus esposas, pues éstas no concebían por el espíritu santo, ¡ay! ¿Qué he dicho?
Está claro que el Dogma “Sine labe concepta” no hace más que divinizar aún más, si cabe, el hecho de la maternidad y que estamos nuevamente ante una de esas telas de araña-aparentemente invisibles-que tejen las sociedades patriarcales-entre ellas la Iglesia Católica- para relegar a la mujer al papel de Mater amantissima. De esta manera extienden su trampa y niegan a la mujer otras esferas, haciéndoles creer que su función principal en la vida es la de traer hijos al mundo. Así promocionan sus grandes familias numerosas, las mismas que últimamente han llenado las calles de mensajes coercitivos de derechos tan fundamentales como la libertad que tiene el ser humano a elegir y amar libremente. Agnósticos y ateos de Sanlúcar, ahora que los católicos tienen su Inmaculada Concepción en la Plaza del Pradillo, solicitemos nosotros para la próxima estación un monumento al amor. Despojemos a la diosa madre Inmaculada de su túnica, transformemos a los ángeles en los vientos que deslizan a Afrodita anadyomene de Botticelli hacia la orilla sembrada de flores por la Primavera. Ésta sí que es una celebración de la vida de espíritu libre y hedonista, erótico y festivo como el canto a Venus del epicúreo Lucrecio. ¿No es acaso el amor la única religión del mundo? ¿Alguna vez algún ser humano ha sido más bello, divino y virtuoso que cuando está bajo la mirada del ser amado?

jueves, 8 de noviembre de 2007

BIENVENIDOS A MI BLOG


Carpe diem, el dicho horaciano. Collige virgo rosas, otro clásico....Coged de vuestra alegre primavera....


Este blog pretende ser un vehículo de divulgación de la cultura clásica y otros aspectos de la actualidad que tengan un especial interés para mí. Aunque los temas clásicos sean los más comunes también encontraréis temas de actualidad, escritos propios y artículos especializados sobre diversos temas, entre los que destacaremos aquellos que promulgen la libertad individual en todos sus aspectos. Cobrarán gran interés todo artículo que promueva la libertad sexual y emocional, porque me parecen de crucial importancia para el desarrollo del individuo en todos los aspectos sociales, ya que promueven el crecimiento personal y cultural.