TEORÍA DE LA CARCOMA
Y llegó fin de año
por Lola Jiménez
Como dice la canción “el tiempo pasa, nos vamos haciendo viejos y el amor no lo recuerdo como ayer…” Sí, el tiempo pasa y va arrastrando tras de sí sus cotas de sufrimiento. Este año nos ha dejado horas y horas de enfrentamiento verbal en pro y en contra de los nacionalismos, los separatismos, el estatut…, mientras, en las fechas navideñas todo parece tomar un receso y los villancicos y las cenas de Nochebuena y Nochevieja nos adormece a golpe de moscatel y polvorones para despertar el nuevo año con la misma pesadilla. Todas las casas se engalanan de una aparente armonía roja y verde, se endulzan de chocolate y almendras y todo parece como uno de esos telefilmes norteamericanos que llenan la pantalla estos días para vendernos una falsa imagen de familias bien avenidas alrededor de la chimenea. Se entierra el hacha de guerra para desempolvarla a primeros de enero cuando los tres Reyes Magos recién hayan terminado su labor de entrega. Mientras tanto va subiendo el número de víctimas por la violencia de género, la precariedad en el trabajo, va aumentando el desencuentro, la codicia, el deseo de tener más que el otro. Se confunde el amor con la estabilidad, la cuenta corriente, la conveniencia-dos sueldos que se juntan para comprar una casa sin tener que pasar demasiadas penurias para afrontar la hipoteca-. Ya no importa quién eres, cómo eres, cuánto sigues luchando cada día para ser lo que siempre has soñado ser, sólo importa cuánto tienes para poder pedir un préstamo hipotecario. Ellos nos venden las casas, los coches, los préstamos, los móviles, los gastos, y también la Navidad, la felicidad del 24 con su precioso calor de hogar-ese inmueble que no terminarás de pagar nunca y que sigue siendo de ellos, del banco, del constructor, del tipo de interés-…Y entonces todo vuelve a reproducirse: las familias aparentemente felices alrededor de la mesa navideña el año que viene volverán a brindar con champaña mientras se preguntan cómo empezaron todo aquello una noche solitaria en la barra de un bar. La vida nos está cercando como a puercos y cada año por estas fechas perfumamos nuestra pocilga con unas gotas de channel nº 5 para esconder nuestras miserias.
Y llegó fin de año
por Lola Jiménez
Como dice la canción “el tiempo pasa, nos vamos haciendo viejos y el amor no lo recuerdo como ayer…” Sí, el tiempo pasa y va arrastrando tras de sí sus cotas de sufrimiento. Este año nos ha dejado horas y horas de enfrentamiento verbal en pro y en contra de los nacionalismos, los separatismos, el estatut…, mientras, en las fechas navideñas todo parece tomar un receso y los villancicos y las cenas de Nochebuena y Nochevieja nos adormece a golpe de moscatel y polvorones para despertar el nuevo año con la misma pesadilla. Todas las casas se engalanan de una aparente armonía roja y verde, se endulzan de chocolate y almendras y todo parece como uno de esos telefilmes norteamericanos que llenan la pantalla estos días para vendernos una falsa imagen de familias bien avenidas alrededor de la chimenea. Se entierra el hacha de guerra para desempolvarla a primeros de enero cuando los tres Reyes Magos recién hayan terminado su labor de entrega. Mientras tanto va subiendo el número de víctimas por la violencia de género, la precariedad en el trabajo, va aumentando el desencuentro, la codicia, el deseo de tener más que el otro. Se confunde el amor con la estabilidad, la cuenta corriente, la conveniencia-dos sueldos que se juntan para comprar una casa sin tener que pasar demasiadas penurias para afrontar la hipoteca-. Ya no importa quién eres, cómo eres, cuánto sigues luchando cada día para ser lo que siempre has soñado ser, sólo importa cuánto tienes para poder pedir un préstamo hipotecario. Ellos nos venden las casas, los coches, los préstamos, los móviles, los gastos, y también la Navidad, la felicidad del 24 con su precioso calor de hogar-ese inmueble que no terminarás de pagar nunca y que sigue siendo de ellos, del banco, del constructor, del tipo de interés-…Y entonces todo vuelve a reproducirse: las familias aparentemente felices alrededor de la mesa navideña el año que viene volverán a brindar con champaña mientras se preguntan cómo empezaron todo aquello una noche solitaria en la barra de un bar. La vida nos está cercando como a puercos y cada año por estas fechas perfumamos nuestra pocilga con unas gotas de channel nº 5 para esconder nuestras miserias.
Artículo publicado en SanlúcarInformación la semana del 6 al 12 de Enero de 2007.
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