domingo, 19 de octubre de 2008

RENÉE VIVIEN


Renée Vivien, pseudónimo de Pauline Mary Tarn nació en Inglaterra en el último tercio del siglo XIX. Su padre murió cuando ella era apenas una niña, dejándola a merced de una madre que intentó por todos los medios declarar a su hija como demente cuando su mayoría de edad estaba próxima con el propósito de arrebatarle su parte de la herencia. Los años de niñez que pasó estudiando en Francia le hicieron adorar este país y su lengua, hasta el punto de convertirse París en su lugar de residencia y asumir el francés como lenguaje de expresión literaria.

Por otra parte, la ciudad de la Rive Gauche era un destino preferente para las artistas e intelectuales que ansiaban vivir libremente su homosexualidad, como era el caso de Vivien. Vecina de Colette (sus casas estaban comunicadas por el patio) y coetánea de Pierre Louys, Lucie Delarue-Mardrus, Liane de Pougy, entre otras, vivió su primer romance amoroso y lésbico con la también escritora Natalie Clifford Barney, conocida como "La Amazona", mujer de gran personalidad y fama que inspiró no sólo gran parte de las creaciones de nuestra escritora, sino de muchos otros escritores y escritoras más.


El mayor volumen de su escritura se concentró en el género poético, mientras que la narrativa vio la luz en forma de relatos (La Dame à la Louve) y una novela de la que haría dos versiones (Une Femme m´apparut...), amén de una pequeña biografía sobre Ana Bolena, un compendio de frases máximalistas (L´Album de Sylvestre) y traducciones de Safo y otras poetisas griegas.

El primer poemario que Renée Vivien publicó fue firmado mediante las palabras R. Vivien, que posteriormente derivaron en René Viven. Mientras la crítica alababa el talento de aquel autor que suponían masculino la autora se preparaba para dar el salto añadiendo una "e" más a su pseudónimo: Renée Vivien.

El escándalo sacudió a la joven poetisa, que de la noche a la mañana pasó de ser alabada y comparada con Baudelaire a ser tratada por la crítica con burlas referentes a su homosexualidad en todos los periódicos y revistas del momento. Tal fue la presión, que al cabo de un par de años, la escritora dedició retirar todos sus libros de la venta. En adelante, todo lo que publicaría sería para regalárselo a sus amigos y a la gente que ella considerase merecedora de leer su obra.

La temprana decepción amorosa e inseguridad que le produjeron las infidelidades de Natalie Clifford Barney, la precipitaron a correr bajo los brazos y la protección de la Baronesa Zuylen, quien a juzgar por los escritos que dejó escritos Colette sobre aquella relación, pusó a Renée Vivien en una situación subyugada y posesiva que la obligaría forzadamente a escribir una carta de ruptura dirigida a Natalie (la misma amazona confesaría años más tarde su total convencimiento de que Renée Vivien fue obligada a escribir aquella carta).

Sea como fuere, parece ser que efectivamente, Vivien no se hallaba enamorada de Zuylen, pues fueron otras las musas que le inspirarían amor y literatura, no sólo Barney, cuya sombra persistiría a lo largo de su vida y de su obra, sino también otras, entre las cuales la más importante sería la princesa turca Kerimé, con quien mantuvo una relación amorosa platónica y epistolar.

Este ser sensible y místico encontró refugio para sus decepciones y sus tenebrosidades en el alcohol, acarreándole con el tiempo una anorexia que la haría morir, o dejarse morir, en 1909, pocos meses después de haberle confesado en su última carta a la princesa Kérimé su intención de acabar son su vida iniciando ya lo que Renée Vivien llamó su "agonía moral".

Hoy en día todavía tiene lugar el "Premio Renée Vivien" de poesía que tras su muerte fundó la Baronesa Zuylen, con quien se cuenta que escribió conjuntamente otras varias obras más bajo el pseudónimo de Paul Riverdsale.


Lucidité


L´art délicat du vice occupe tes loisirs,
Et tu sais réveiller la chaleur des désirs
Auxquels ton corps perfide et souple se dérobe.
L´odeur du lit se mêle aux parfums de ta robe.
Ton charme blond ressemble à la fadeur du miel.
Tu n´aimes que le faux et l´artificiel,
La musique des mots et des murmures mièvres.
Ton baiser se détourne et glisse sur les lèvres.
Tes yeux sont des hivers pâlement étoilés.
Les deuils suivent tes pas en mornes défilés.
Ton geste est un reflet, ta parole est une ombre.
Ton corps s´est amolli sous des baisers sans nombre,
Et ton âme est flétrie et ton corps est usé.
Languissant et lascif, ton frôlement rusé
Ignore la beauté loyale de l´étreinte.
Tu mens comme l´on aime, et, sous ta douceur feinte,
On sent le rampement du reptile attentif.
Au fond de l´ombre, elle une mer sans récif,
Les tombeaux sont encor moins impurs que ta couche...
O Femme ! Je le sais, mais j´ai soif de ta bouche!



LUCIDEZ


El arte delicado del vicio ocupa tus recreos,
Y tú sabes despertar el calor de los deseos
A los cuales tu cuerpo pérfido se arrebata.
El olor del lecho se mezcla con los perfumes de tu ropa.
Tu rubio encanto se asemeja a la insipidez de la miel.
No amas más que lo falso y lo artificial,
La música de las palabras y de los débiles murmullos.
Tus besos se desvían y se insinúan sobre los labios.
Tus ojos son inviernos pálidamente estrellados.
Los lutos siguen tus pasos en tétricos desfiles.
Tu gesto es un reflejo, tu palabra es una sombra.
Tu cuerpo se aplaca bajo besos sin nombre,
Y tu alma está ajada y tu cuerpo usado.
Lánguido y lascivo, tu artero roce
Ignora la belleza leal del abrazo.
Mientes como se ama, y, bajo la dulzura fingida,
Se siente el arrastramiento del reptil atento,
En el fondo de la sombra, tal que un mar sin arrecife,
Los sarcófagos son aún menos impuros que tu cama...
¡Oh Mujer!, yo lo sé, ¡pero tengo sed de tu boca!


Traducción castellana de Martínez Mado, (selección y traducción), "Poemas de Renée Vivien", en Lectora, Barcelona, UAB, 2004.

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