
Aunque no muera en ella, será la lluvia de flechas el momento elegido para su representación por su potencialidad dramática. Sin embargo, y como empieza ya a aparecer en Mantenga y es habitual ya en todo el siglo XVI. La representación comienza a tener unas características muy poco comunes. Frente al dolor que debería representar, el santo suele aparecer tranquilo o, aún más, con una cierta cara de placer, que (ortodoxamente) debería ser interpretada como un éxtasis o gozo supremo ante la visión ya cercana de Dios.
Sin embargo, este éxtasis (como luego el de Santa Teresa) fue interpretado de otra manera y el santo (un hombre normalmente musculazo, semidesnudo en donde el placer y el dolor se unen) terminó por ser el patrón popular de los gays a partir de finales del XV y XVI.
La Iglesia (sobre todo en Trento) intentó combatir esta costumbre, introduciendo decretos que impidieran la realización de obras excesivamente sensuales para la iglesia, poniendo veedores (expertos que calificaban las obras antes de su exposición pública) en todas las diócesis importantes, aunque al fin la medida no tuvo demasiado éxito y San Sebastián siguió siendo una de las imágenes más repetidas a lo largo del arte clásico.
Y es que, fuera ya del mundo griego en donde la homosexualidad era una práctica común perfectamente asimilada entre las clases altas, en el Renacimiento hubo numerosos autores gays como Botticelli, Cellini, Donatello, Michelangelo, Rafael, Leonardo da Vinci, que gracias a sus vínculos con el poder pudieron más o menos seguir sus inclinaciones sin demasiados sobresaltos (aunque Leonardo, por la delación de un enemigo, llegó a ser encarcelado durante un año).
Era el llamado pecado nefando, y en casi todos los países era causa de muerte en la hoguera, aunque como siempre ha ocurrido las clases poderosas tenían una mayor libertad de costumbres y menor control social.
Derek Jarman (1942- 1986). Escritor, poeta, actor (actuó en Julio César de Shakespeare, uno de sus autores preferidos intensamente a lo largo de su vida), escenógrafo, diseñador, cineasta, pintor y activista por los derechos de los homosexuales, es reconocido mundialmente por la calidad de sus obras. En todas sus películas se puede apreciar su pasión por el arte, creando verdaderos cuadros en sus escenas.
Sebastiane (1976) fue el primer largometraje dirigido por el cineasta de culto gay Derek Jarman. La película, hablada en latín, cuenta la historia de San Sebastián, capitán de la guardia del emperador Diocleciano que fue condenado a morir asaeteado por sus simpatías hacia el emergente Cristianismo. Mártir católico e icono gay, el filme no omite su relación homosexual con el centurión Justino.