miércoles, 6 de agosto de 2008

ELEFTHERIA ARVANITAKI











La popular cantante griega Eleftheria Arvanitaki, acaba de publicar To the edges of your eyes (Al borde de tus ojos), un compacto con sus colaboraciones de los últimos 25 años en discos de otros artistas, y lo presentará el próximo lunes en el Teatro Coliseum de Madrid. Entre las 14 canciones -se incluye en edición especial limitada el DVD de un concierto suyo en el teatro Vrachon de Atenas- hay también inéditas como Into my arms, una canción de Nick Cave convertida en Adeia mou agkalia, y la versión helena de El universo sobre mí, de Amaral.

"Lo que yo hago es combinar dos estilos. El tradicional, no la música tradicional griega, que varía mucho de las montañas a las islas, pero sí canciones nuevas que están inspiradas en la tradición del siglo XX de compositores como Manos Hadjidakis, y la música occidental", explica. Entre sus cantantes preferidas menciona a María Callas, Amália Rodrigues, Oum Kalsoum, Ella Fitzgerald y Barbra Streisand. "Muchas canciones griegas actuales se basan en nuestras tradiciones y se venden muy bien, tanto o más que Madonna o la música pop extranjera."

Arvanitaki, que nació en El Pireo y empezó a cantar en el coro de la iglesia, nunca pensó que el canto se convertiría en su profesión. "Lo que yo quería era ser arqueóloga, pero conocí a unos chicos que tocaban rebétika [género de música popular griega] y me invitaron a estar con ellos. Yo trabajaba entonces como contable con el fin de reunir el dinero suficiente para poder irme a Italia a estudiar arqueología", dice riendo.

La historia de la rembetika se remonta al folklore que interpretaban los refugiados turcos llegados a Grecia en la década del ‘20. En la actualidad, Elefthería Arvanitaki es la voz más conocida y principal difusora de este género. Es, además, una de las figuras musicales más importantes de Grecia.

Su prometedora carrera solista se inició tras dejar la Opisthodromiki Compania, a la cual había ingresado a comienzos de los ‘80 interpretando diferentes estilos tradicionales griegos tales como la rembetika, la demotika, la nisiotika y la laika.

Pasó muy poco tiempo para que muchos se dieran cuenta del potencial que Elefthería poseía: su emotiva y cálida voz, su personalidad y, por sobre todo, su búsqueda en las raíces musicales griegas y las nuevas formas de expresión de los compositores actuales. La aparición de Stamatis Sjpanoudakis, escritor y compositor griego, le dio nuevos aires a la carrera de Elefthería. Elaboraron en conjunto el álbum “Contraband”, editado en 1986, considerado unos los trabajos más innovadores de la década del ‘80.

Otro compositor griego que se acercó a la cantante fue Nikos Xyadkis, quien encontró en Elefhtería la voz ideal para sus canciones. El resultado de la unión de ambos se escuchó en interesantes trabajos, tales como “Tenedos”, “Melti Ton Gremon” y “Akrotirio Tenaron”.
El disco que Elefthería grabó a comienzos de los ‘90, “Menos Ektos (Me quedo afuera)” impulsó su carrera más allá de las fronteras de su país. Con influencias de la música balcánica y del este europeo, el disco marcó los pasos a seguir en su futuro; además, una de sus canciones (“Dinata-Dinata”) se convirtió en éxito en toda Europa.

Consagrada en Grecia y en gran parte del viejo continente, la cantante continuó su carrera con el lanzamiento de “Ta Kormia Ke Ta Maheria” (“Los cuerpos y los cuchillos”), trabajando en sociedad con el compositor norteamericano de origen armenio Ara Dinkjian, integrante del grupo Night Ark.

En los últimos años, Elefthería ha girado por todo el mundo, participando, entre otros, en los festivales Womad, el Festival de Jazz de Montreaux y en el Festival Internacional de Jerusalén. La energía y el calor del contacto de Elefthería con su público se reflejaron en varios discos grabados en directo.

PD: No puedo dejar de añadir canciones de Ελευθερία Αρβανιτάκη, todas tan hermosas, su voz encanta como una musa, espero que la disfrutéis tanto como yo lo estoy haciendo ahora que recupero su voz y sus letras hace tiempo sepultadas; ahora van conformando mis horas de libertad y van modelando un crisol de poesías musicadas. Toda una dulzura que hay que saborear.

Entrevista en españa


Θέλω κοντά σου να μείνω (Quiero quedarme junto a tí)


Δε ζω χωρίς εσένα ούτε λεπτό
Αγάπη μου της μοίρας ήταν γραφτό.

Θέλω κοντά σου να μείνω
Θέλω σκιά σου να γίνω
Κάθε πληγή ν' απαλύνω
Που σε πονά...

Τα βλέφαρά μου να κλείνω
Να με φιλάς και να σβήνω
Θέλω κοντά σου να μείνω
Παντοτινά...!

Σε νιώθω, σε λατρεύω και σε ποθώ
Κι αν κάποτε σε χάσω θα τρελαθώ.
Θέλω κοντά σου να μείνω
Θέλω σκιά σου να γίνω
Κάθε πληγή ν' απαλύνω
Που σε πονά...

Τα βλέφαρά μου να κλείνω
Να με φιλάς και να σβήνω
Θέλω κοντά σου να μείνω
Παντοτινά...!

No puedo vivir sin ti ni un minuto,
Mi amor estaba escrito por el destino.

Quiero quedarme junto a ti,
Quiero ser tu sombra,
Suavizar cada herida
Que te duela…

Cerrar mis párpados,
Que me beses y apagarme,
Quiero quedarme junto a ti
¡ eternamente…!

Te siento, te adoro y te deseo
Y me volveré loca si alguna vez te pierdo.

Quiero quedarme junto a ti,
Quiero ser tu sombra,
Suavizar cada herida
Que te duela…

Cerrar mis párpados,
Que me beses y apagarme,
Quiero quedarme junto a ti
¡ eternamente…!

Δυνατά (Fuerte posibilidad)


Σαν γυναίκα γεννά
στο χώμα η νύχτα το πρωί
κι όλα βγαίνουνε ξανά
και γίνονται ζωή.

Ποια παλιά κιβωτός
μέσα απ' του χρόνου τις στοές
βγάζει ακόμα στο φως
ζευγάρια αναπνοές.

Δυνατά, δυνατά
γίναν όλα δυνατά τ' αδύνατα
Δυνατά , δυνατά
σ' ένα θέαμα κοινό
Δυνατά, δυνατά
κι όπως πάνε του χορού τα βήματα
με τα χέρια ανοιχτά
όλα τα περιφρονώ

Μα σαν γυναίκα γεννά
στο χώμα η νύχτα το πρωί
κι όλα βγαίνουνε ξανά
και γίνονται ζωή

Ποια παλιά κιβωτός
μέσα απ' του χρόνου στοές
βγάζει ακόμα στο φως
ζευγάρια αναπνοές.

Δυνατά, δυνατά
γίναν όλα δυνατά τ' αδύνατα
Κι αναμμένο πετά
σπίρτο η γη στον ουρανό
Δυνατά, δυνατά
κι όπως πάνε του χορού τα βήματα
με τα χέρια ανοιχτά
όλα τα περιφρονώ

Κι όλο κάτι λέω
κάποια αγάπη κλαίω
κι όλο μέσα μου θρηνώ χαλάσματα
Με τα χρόνια μου
στα σεντόνια μου
σαν φαντάσματα.

Δεν υπάρχουν πολλά
που να ελπίζουμε μαζί
κοίτα, κοίτα ψηλά
κι άλλος αιώνας ζει.

Como una mujer nace
Sobre la tierra, la noche, la mañana
Y todo sale hacia fuera de nuevo
Y se convierte en vida.

¿Qué vieja arca
Dentro de las galerías del tiempo
Saca todavía a la luz
Respiraciones parejas?

Fuerte posibilidad, fuerte posibilidad,
Se ha convertido en una fuerte posibilidad todo lo débil.
Fuerte posibilidad, fuerte posibilidad,
En un espectáculo común.
Fuerte posibilidad, fuerte posibilidad,
Y según avanzan los pasos de la danza
Con las manos abiertas
Todo lo desprecio.

Pero como una mujer nace
Sobre la tierra, la noche, la mañana
Y todo sale hacia fuera de nuevo
Y se convierte en vida.

¿Qué vieja arca
Dentro de las galerías del tiempo
Saca todavía a la luz
Respiraciones parejas?

Fuerte posibilidad, fuerte posibilidad,

Se ha convertido en una fuerte posibilidad todo lo débil.
Y una cerilla encendida
Le lanza la tierra al cielo.
Fuerte posibilidad, fuerte posibilidad,
Y según avanzan los pasos de la danza
Con las manos abiertas
Todo lo desprecio.

Y continuamente digo algo,
Lloro por algún amor,
Y continuamente dentro de mí lamento mis ruinas.
A mi edad
En las sábanas
Como fantasmas.

No hay muchas cosas
Que podamos esperar juntos.
Mira, mira allá en lo alto
Otro siglo está vivo.


το μηδέν (El cero)


Το μηδέν θα κάνω κύκλο
Κι εκεί μέσα θα χορεύω
Κι ας μην ξέρω που πηγαίνω
Κι ας μην ξέρω τι γυρεύω.

Τη ζωή μου μηδενίζω,
Πάει να πει πως ξαναρχίζω,
Τη ζωή μου μηδενίζω,
Πίσω δεν ξαναγυρίζω...

Βάλαμε φωτιά στα φρένα
Και μας έμεινε το γκάζι
Με ταχύτητες μεγάλες
Μοναχά η γη αλλάζει.
Έτσι μόνο η γη αλλάζει
Με ταχύτητες μεγάλες
Βάλαμε φωτιά στα φρένα
Και μας έμεινε το γκάζι.

Στάχτη γίνανε τα πάντα
Κάηκε το παρελθόν μου
Όλη μου η περιουσία
Στην καρδιά και στο μυαλό μου.

Τη ζωή μου μηδενίζω,
Πάει να πει πως ξαναρχίζω,
Τη ζωή μου μηδενίζω,
Πίσω δεν ξαναγυρίζω...

Βάλαμε φωτιά στα φρένα
Και μας έμεινε το γκάζι
Με ταχύτητες μεγάλες
Μοναχά η γη αλλάζει.
Έτσι μόνο η γη αλλάζει
Με ταχύτητες μεγάλες
Βάλαμε φωτιά στα φρένα
Και μας έμεινε το γκάζι.

Voy a hacer un círculo con el cero
Y allí dentro voy a bailar sin parar
Aunque no sepa adónde voy,
Aunque no sepa lo que estoy buscando.

Anulo mi vida,
Esto significa que vuelvo a empezar.
Anulo mi vida,
No vuelvo hacia atrás.

Pusimos fuego en los frenos
Y nos quedó el acelerador.
A grandes velocidades
Solamente cambia la Tierra,
De este modo sólo cambia la Tierra
A grandes velocidades.
Pusimos fuego en los frenos
Y nos quedó el acelerador.

Todo se convirtió en ceniza,
Se quemó mi pasado,
Toda mi fortuna
En mi corazón y en mi mente.

Anulo mi vida,
Esto significa que vuelvo a empezar.
Anulo mi vida,
No vuelvo hacia atrás.

Pusimos fuego en los frenos
Y nos quedó el acelerador.
A grandes velocidades
Solamente cambia la Tierra,
De este modo sólo cambia la Tierra
A grandes velocidades.
Pusimos fuego en los frenos
Y nos quedó el acelerador.

Της καληνύχτας τα φιλιά (Los besos de medianoche)


Εδώ να μείνεις,
να με κρατήσεις αγκαλιά
να μ' ανακρίνεις.
Της καληνύχτας τα φιλιά
τι μου τα δίνεις.

Δεν φεύγω απόψε
κι απ' το αμάξι δε θα βγω
κι αν έχεις τίποτα μαζί μου να συγκρίνεις
εδώ να μείνεις
να το μάθουμε κι οι δυο.
Εδώ να μείνεις
της καληνύχτας τα φιλιά μη μου τα δίνεις.

Εδώ και τώρα
γιατί είν' ο δρόμος μας παλιός
και κατηφόρα.
Της καληνύχτας τα φιλιά
δεν είναι δώρα.

Δεν φεύγω απόψε
κι απ' τη ζωή σου δεν θα βγω
κι ας είναι η σχέση μας μισή
τα λόγια φόρα,
εδώ και τώρα στης αγάπης τον θυμό.

Quédate aquí,
Abrázame,
Interrógame.
No me des los besos
De las buenas noches.

Esta noche no me voy
Y no salgo del coche
Y si no tienes nada con que compararme
Quédate aquí
Para que los dos lo aprendamos.
Quédate aquí
No me des los besos de las buenas noches.

Aquí y ahora
Porque nuestro camino viene de lejos
Y va cuesta abajo.
Los besos de las buenas noches
No son regalos.

Esta noche no me voy,
Y de tu vida no salgo,
Aunque nuestra relación esté rota por la mitad
Pon las palabras
Aquí y ahora, a la furia del amor.

Πάρε με αγκαλιά και πάμε (En tus brazos llévame y vamos)


Πώς φτάσαμε ως εδώ και τ΄ αύριο
μοιάζει σα να ΄ναι χθες και για τους δυο

Ξέρω θα φύγεις το πρωί
πριν από μένα πάντα εσύ,
θα με κοιτάζεις που κοιμάμαι σαν παιδί.

Την πόρτα πίσω σου σιγά
θα κλείσεις φεύγοντας μετά
ένα όνειρό σου θα ΄χω πάρει στα κλεφτά.

Ψάξε με μες στο σκοτάδι
Κρύψε με σ΄ ένα σου χάδι
Φίλα με να μη φοβάμαι.
Πάρε με αγκαλιά και πάμε

Πώς πέρασε ο καιρός, μοιάζει σα χθες
τ΄ αύριο που περιμέναμε, για πες…

Πες μου δυο λόγια μοναχά
αληθινά, απ΄ τα παλιά
κι αγάπησέ με απ΄ την αρχή σιγά σιγά.

Πες μου δυο λόγια μοναχά
Πάντα το ζήταγες αργά
Να ξημερώνει και να μένουμε αγκαλιά.



Como hemos llegado hasta aquí, y el mañana,
nos parece como si fuese el ayer

Lo sé partirás al amanecer
antes que yo siempre tú,
mientras me contemplas en mi sueño de niña.

La puerta tras de ti suavemente
cerrarás, marchándote después
de yo lograr uno de tus sueños robar.

Búscame en la oscuridad
escóndeme en una caricia
bésame para no sentir miedo
en tus brazos llévame y vamos

Como ha pasado el tiempo, parece ayer
el mañana que esperábamos, dime...

Dime dos palabras y no más,
verdaderas, del ayer
y desde el principio ámame poco a poco

Dime dos palabras y no más
Siempre lo rogabas despacio
Al amanecer seguir abrazados.


Τα κορμιά και τα μαχαίρια (Los cuerpos y los cuchillos)


Τα κορμιά και τα μαχαίρια
άντε κάποτε αλλάζουν χέρια,
τα σημάδια τους αφήνουν
που πονανε και δε σβήνουν.

Άγγιξέ με, φίλα με, μύρισέ με
κρύψου μέσα μου, κατοίκησε με,
σαν παλιό κρασάκι φύλαξέ με
ένα κορμί δεν είναι μόνο αγκαλιά,
αχ! ένα κορμί δεν είναι μόνο αγκαλιά
είναι μια πατρίδα που θα γίνει ξενιτιά.

Τα πουλιά και τα τριζόνια
άντε τραγουδάνε τόσα χρόνια
κι από την ανατριχίλα
κοκκινίζουνε τα μήλα.

Τα κορμιά και τα μαχαίρια
άντε μη βρεθούν σε λάθος χέρια,
κάποιο φονικό θα γίνει
και ποιός παίρνει την ευθύνη.

Μέσα στης γιορτής το κέφι
άντε πιο ψηλά κρατάει το ντέφι
όποιος πόνεσε και ξέρει
γλύκα που 'χει το μαχαίρι

Los cuerpos y los cuchillos,
Vamos, en algún momento se cambian las manos,
Dejan sus marcas
Que duelen y no se borran.

Tócame, bésame, olfatéame,
Ocúltate en mi interior, puéblame,
Como un viejo vinito guárdame.
Un cuerpo no es sólo un regazo,
Es una patria que se convertirá en exilio.

Las aves y los grillos,
Vamos, están cantando tantos años…
Y del estremecimiento
Enrojecen las manzanas.

Los cuerpos y los cuchillos,
Vamos, que no se hallen las manos en un error,
Algo mortífero va a suceder
Y ¿quién será el responsable?

En medio del ánimo de la fiesta,
Vamos, sostiene más alto la pandereta
Aquel que se ha lastimado y conoce
La dulzura que tiene el cuchillo.

Δεν απαντά (No contesta)


Έχω γεμίσει τη ζωή μου με ανάσες
που χρόνια τ' ανεβαίνω κόντρα τα σκαλιά
κι άναψαν έξαφνα οι αισθήσεις μου οι πάσες
και λέω στο θάνατο θα φύγω απ' τη δουλειά.

Τα μεσημέρια που η καρδιά στενοχωριέται
που κάθε βήμα μου το βλέπει οριστικό
της λέω αγάπη μου, η αγάπη δεν κρατιέται
μ' ένα τηλέφωνο κι εκείνο βιαστικό.

Δεν απαντά.
Δεν εμφανίζεται, δεν επιστρέφει.
Κι ούτε ρωτά μήπως την γύρεψαν
δεν είν' εδώ.

Έχω κρεμάσει στο μπαλκόνι μου ένα αστέρι
του ονείρου μου τους μάγους να οδηγεί
κι αυτούς που μέσα μου με κλείδωσαν, ποιος ξέρει
μπορεί στο ψέμα τους μια βόλτα να 'χουν βγει.

Δεν απαντά.
Δεν εμφανίζεται, δεν επιστρέφει.
Κι ούτε ρωτά μήπως την γύρεψε
ποτέ κανείς.

Δεν απαντά
η Ελευθερία της χρόνο δεν έχει.
Είναι καλά και ζει στον κόσμο της όπως κι εσείς.



He llenado mi vida de respiros,
Llevo años subiendo las escaleras al revés
Mis sensaciones todas se han iluminado de repente
Y digo a la muerte que dejo el trabajo.

Los mediodías que el corazón está triste
Que cada paso lo ve como definitivo
Le digo, amor mío, el amor no se puede mantener
Con una llamada, y encima rápida.

No contesta.
No aparece, no vuelve.
Ni siquiera se preocupa por si han preguntado por ella,
No está aquí.

He colgado en mi balcón una estrella
Para que guíe los magos de mis sueños
Y a los que me han encerrado en mi misma, quién sabe,
Quizá han salido a dar un paseo a su mentira.

No contesta.
No aparece, no vuelve.
Ni siquiera se preocupa por si han preguntado por ella,
No está aquí

No contesta.
Su Libertad no tiene tiempo.
Está bien
Y vive en su mundo como ustedes.


Μένω εκτός (Me quedo fuera)


Μένω εκτός, θυμάμαι ονόματα
τρέχω με ταχύτητα φωτός.
Μένω εκτός σαν κάτι στόματα
που 'διωξε απ' τον κόσμο ένας λωτός.

Τα βράδια μου τα εργένικα
τραγούδια λέω αρμένικα
θέλω να γυρίσω
μα ο παράδεισος κλειστός.

Τα βράδια μου τα εργένικα
τραγούδια λέω αρμένικα
θέλω να μιλήσω
μα είν' ο τόπος μου σβηστός.

Μένω εκτός, μιλάω με σύρματα
στη σιωπή ζυγιάζω σαν αητός.
Μένω εκτός σαν κάτι σχήματα
που 'φτιαξε στην άμμο ένας πιστός.


Me quedo fuera, me acuerdo de nombres
Corro a la velocidad de la luz.
Me quedo fuera como unas bocas
Que un loto ha mandado fuera del mundo.

Mis noches solteras
Canto canciones armenias
Quiero volver
Pero el paraíso está cerrado.

Mis noches solteras
Canto canciones armenias
Quiero hablar
Pero mi lugar está apagado.

Me quedo fuera, hablo por cable
Me deslizo en el silencio como un águila.
Me quedo fuera como algunos dibujos
Que ha hecho en la arena un creyente.


Y ahora una de las más bellas canciones de Eleftheria Arvanitaki. Su impresionante interpretación la coloca entre las mejores. Es una pena que el idioma nos mantenga a veces tan alejados de los griegos hoy dia, porque siguen guardando en sus textos líricos la belleza de los antiguos. Canciones como éstas lo demuestran, donde la naturaleza se funde con el alma del hombre para expresar el sentimiento que nos une a todos, el amor. Queja - el exilio es un tema que entronca con la tradición de los líricos arcaicos y la poesía griega en general que une al hombre con el cosmos para formar una unidad, un todo. La tierra, el agua, el aire (los vientos), la luz, elementos primeros, el argé de los presocráticos, el sentimiento de pertenencia a un lugar y de exilio, de extrañamiento. Todo brota de la virtuosa voz de Eleftheria (Libertad) para hacernos volar por un paisaje de bellas sensaciones. Al comienzo del video, nos dice la presentadora cómo a veces las interpretaciones penetran profundamente en el alma de los hombres, haciendo que participe en la misma. Es "como cuando el otro, el espectador, el oyente siente que no está sólo." ¡Qué maravilla! Como decía, el resto de Europa se pierde la belleza con que los griegos explican a veces "el hecho humano", cómo explican a veces ese instante de comunión, de empatía o mejor dicho simpatía (συν πάθοσ ), de sentir-sufrir con el otro.

Παράπονο - H ξενιτιά (Queja – El exilio)


Μουσική: Παραδοσιακά Αρμένικα Τραγούδια / Διασκευή: Ara Dinkjian.
Στίχοι: Λίνα Νικολακοπούλου

Compositor: canción tradicional armenia. /Arreglos y adaptación: Ara Dinkjian.
Letrista: L. Nikolakopoulou.



Βαριά βραχιόλια οι λύπες
πως μ' αγαπάς δεν είπες.
Το 'χω παράπονο μάνα μου, στόμα μου
κι ας πέθανε το σώμα μου.

Δε θέλω, φως μου, κόσμο
στα χείλη μου έχω δυόσμο.
Το 'χω παράπονο πάρε μου, ζήτα μου
της λησμονιάς σαϊτα μου.

Σου στέλνω μ' ένα γράμμα
του φεγγαριού τη λάμα.
Παρ' τη και χτύπα με μάνα μου, τρέλα μου
κι αν κλαίει η ψυχή σου, γέλα μου.


Ψηλά βουνά κι εσείς των άστρων θωριές.
Ποτάμια αχνά, ελάτια, δάφνες, μυρτιές.

Την καρδιά μου, ωχ φωτιά μου, όποιος δει
να της πει να 'ρθει κοντά μου, μην αργεί.
Ξενιτειά μου, έρωτά μου, φως κι αυγή
πριν ραγίσει απ' το σεβντά μου όλη η γη.

Φαράγγια υγρά κι εσείς των δράκων σπηλιές
αετών φτερά κι ανέμων μαύρες φωλιές.

Την καρδιά μου, ωχ φωτιά μου, όποιος δει
να της πει να 'ρθει κοντά μου, μην αργεί.
Ξενιτειά μου, ερωτά μου, φως κι αυγή
πριν ραγίσει απ' το σεβντά μου όλη η γη.

Αηδόνι εσύ, πλανεύτρα στάχτη που καις
με ποιό κρασί μεθάει τα μάτια του, πες.



Pesadas pulseras las penas,
no dices cuánto me quieres.
Tengo esa queja, amor mío, boca mía,
y que se muera mi cuerpo.
Tengo esa queja, amor mío, boca mía,
y que se muera mi cuerpo.

No quiero gente, luz mía,
tengo en el labio el sabor de la menta.
Tengo esa queja, quítame, pídeme,
saeta mía del olvido.
Tengo esa queja, quítame, pídeme,
saeta mía del olvido.

Te envío con una carta
la cuchilla de la luna.
Cógela y golpéame, amor mío, locura mía,
y si llora tu alma, sonríeme.
Cógela y golpéame, amor mío, locura mía,
y si llora tu alma, sonríeme.

Altas montañas y brillos de estrellas,
neblina sobre ríos, abetos, laureles, mirtos.

A mi corazón, ay, fuego mío, a quien sea,
dile que vuelva a mi lado, que no tarde.
Exilio mío, amor mío, luz y amanecer
antes de que se raje bajo mi pasión toda la tierra.

Gargantas húmedas y cuevas de dragones,
alas de águila y nidos negros de los vientos.

A mi corazón, ay, fuego mío, a quien sea,
dile que vuelva a mi lado, que no tarde.
Exilio mío, amor mío, luz y amanecer
antes de que se raje bajo mi pasión toda la tierra.

Ruiseñor, seductora ceniza que calcinas,
dime con qué vino se embriagan sus ojos.

A mi corazón, ay, fuego mío, a quien sea,
dile que vuelva a mi lado, que no tarde.
Exilio mío, amor mío, luz y amanecer
antes de que se raje bajo mi pasión toda la tierra.

MÚSICA GRIEGA I. INTRODUCCIÓN


Desde los tiempos de la épica homérica y la tragedia helénica hasta la lectura clásica que Mikis Theodorakis hizo de Odiseas Elitis en los años sesenta, los griegos siempre han combinado excelentes melodías y poemas para crear una música destinada tanto a la mente como al cuerpo, apasionante, refrescante, gozosa y melancólica, a veces al mismo tiempo, y, lo que es más importante, afirmativa de la vida.
La música griega constituye una de las tradiciones más antiguas del mundo, pues se remonta, al menos, al año 2008 antes de Cristo. Al igual que el teatro y las demás artes, la música griega antigua se hallaba estrechamente vinulada a la religión. Fue Pitágoras quien construyó el kanon (precursor del kanun y el santur) para interpretar música destinada a infundir tranquilidad al espíritu, liberándolo da las pasiones humanas. Esta idea influyó en la música sufí y, en nuestros tiempos, el pretencioso movimiento New Age reivindica también para sí el legado pitagórico.
Como todos los estilos musicales anteriores a Bach, la música griega antigua utilizaba la escala natural y se encuadraba en la gran tradición oriental. Tenía tres genii (cromático, catónico y enarmónico) y cien escalas. Los griegos utilizaban aproximadamente 3.400 instrumentos. Ente ellos figuraba el hydraulis, precursor del órgano de tubo, así como Pandourides, guitarras, liras, varvytes, xavyges, aulia y zournades, algunos de ellos procedentes de otros pueblos.
Cuando la Acadmia Platónica fue clausurada violentamente en el año 529, los filósofos, que eran también nuestros músicos y místicos, encontraron refugio en la corte de Persia, por lo que aquella música antigua sirvió de fundamento a la música persa. La música griega antigua influyó mucho en el canto gregoriano y también en la música bizantina, la música griega de la Edad Media.
Pese al carácter multicultural del imperio, el núcleo de la civilización bizantina fue griego. Incluso los Padres Cristianos interpretaban la ortodoxia con argumentos platónicos y muchos ritos provienen de los Misterios Griegos. Los griegos conservaron su música, adaptando los textos de los himnos paganos a la nueva religión. Las danzas griegas relacionadas con los Misterios pasaron a convertirse en danzas populares. Los instrumentos se conservaron en su mayoría, aunque los más importantes fueron el Hydraulis, el salterio y el tambur (éstos dos últimos provenían del kanon y el Pandouris, respectivamente, y son los precursores del ud y el saz y del kanonaki, santur o kanun). Al caer los territorios bizantinos en manos árabes, estos instrumentos pasaron a utilizarse en la música islámica.
En el siglo VI Danascio modificó el antiguo sistema musical inventando la “Parasemántica bizantina”, el sistema musical más complejo que haya existido. Aun respetando las peculiaridades locales, los bizantinos enseñaron a los pueblos serbio y sirio dos variantes de la “Parasemántica bizantina” de las que provienen, respectivamente, la música serbia y la siria. Así pues, la música bizantina está en la base de la música clásica árabe, de la balcánica y posteriormente de la otomana. Habida cuenta de que todos los grandes compositores de música otomana eran griegos, cabe afirmar que la música otomana no es sino música postbizantina.
Pero la música bizantina no sólo era de carácter sacro. Lo que ahora consideramos musica popular era la música profana bizantina que se desarrolló inicialmente en las zonas urbanas del imperio y que después se conservó en las aldeas durante la ocupación otomana. Los únicos estilos nuevos que surgieron en el siglo XIX fueron la música de klarino y las bandas de metales de la zona noroccidental de la Macedonia griega. El klarino (clarinete popular afinado en la escala natural) fue traído por los gitanos en el siglo XVIII o bien por las bandas militares bávaras de la década de 1830. Las bandas de música surgieron a raíz de la occidentalización de las bandas militares otomanas.
Aparte de las bandas y la música de klarino de Epiro y Rumelia que se hicieron típicas de la música popular griega, existen diversos estilos locales que otorgan a la música griega una variedad con la que resulta imposible competir. Está la música griega oriental de Constantinopla y Asia Menor, precursora del Rebétiko. También están las alegres danzas de las islas griegas, la aspereza de la música póntica (música de lira del Mar Negro), la masculinidad concentrada de la música cretense, las polifonías de Epiro, los sonidos balcánicos de Macedonia y Tracia y las kantades de influencia italiana de las islas jónicas (Corfú, etc.). No deja de ser una ironía histórica el hecho de que casi toda la música que ahora se importa a Grecia fuese antaño exportada desde allí a los pueblos balcánicos y del oriente mediterráneo.
Un estilo musical que goza de gran popularidad entre los no griegos es el rebétiko. Mezcla de elementos griegos y otomanos (ambos provenientes de la música bizantina), se desarrolló en los barrios griegos de Constantinopla y Esmirna (actual Iznir) en la década de 1860. Se interpretaba con instrumentos populares típicos como violín, kanonaki o sandouri, saz o baglaná y klarino. Incluía el quejumbroso canto improvisatorio denominado ananés. Con posterioridad al desastre de Asia Menor, en 1922, que obligó a exiliarse a un millón de griegos, el estilo se relacionó con los refugiados y más tarde con los bajos fondos de el Pireo, Tesalónica (o Salónica) y la isla de Siros.
A raíz de la dictadura de Ioannis Metaxás (de 1936 a 1940), el sabor oriental y los temas ilegales quedaron excluidos del rebétiko. Durante la guerra y más aún después, el rebétiko pasó a servir de entretenimiento tanto a la clase baja como a la clase media. Su principal representante fue Vasilis Tsitsanis, que fue quien introdujo la influencia occidental en la música de Mangas. El género rebétiko tocó a su fin en 1954, aunque sus mayores éxitos lo conocerían más tarde.
Bajo el influjo del rebétiko surgieron dos tipos de música: el laikó era un estilo de la clase obrera fundamentado en el sonido del Bouzouki, que también recuperaba influencias orientales. Por otra parte, el entehno era la música de compositores de formación clásica como Mikis Theodorakis y Manos Hatzidakis que combinaban la influencia del rebétiko con arreglos de estilo occidental y la poesía griega de Odisseas Elitis, Yannis Ritsos y Nikos Gatsos. Estos dos estilos musicales representaban dos mundos distintos, aunque los compositores de entehno contratasen a cantantes de laikó como Stelios Kazadzidis y Grigoris Bithikotsis.
Durante el régimen militar, el laikó quedó marginado, poniéndose de moda una variedad más ligera denominada elafrolaikó. Tras la caída de la Junta, casi todos los compositores se dedicaron a imitar la “Nueva canción”, las obras de Kurt Weill y la música política soviética, despotricando contra la música de raíz griega. Hasta 1978 no surgió un nuevo movimiento que ocupó el antiguo trono del laikó, volviendo a popularizar el rebétiko. Este movimiento sigue todavía vigente y en él se encuadran artistas como Elefthería Arvanitaki, Nikos Xidakis, Nikos Papázoglou y muchos otros.

Yorgos Pisalidis
Crítico musical
Colaborador de la Revista inglesa Folk Roots

TEMAS DE LA MITOLOGÍA CLÁSICA EN EL ARTE I


AFRODITA (VENUS).- Diosa del amor. Según Hesíodo, fue hija de Urano, a quien su mismo hijo, Cronos, mutiló, arrojando al mar sus órganos genitales, los cuales produjeron una espuma blanca que flotó sobre las aguas, de la cual nació la diosa en toda su belleza y esplendor. De allí marchó a Citerea después, a la isla de Chipre, y, por último, al Olimpo, morada de los inmortales. Todos los dioses estaban sometidos a su poder, en la medida en que participaban del sentimiento amoroso, exceptuando a Palas, Atenea, Artemisa y Vesta. Zeus mismo cedía a veces con complacencia a su belleza. Intervino como otros muchos dioses en la guerra de Troya, protegiendo solícitamente a Paris. Al querer proteger a Eneas, fue herida por la lanza de Diomedes. Esposa de Hefesto, dios del fuego celeste, a quien burlaba con Ares. Hefesto rodeó el lecho de la diosa con un lazo consiguiendo así atrapar a los amantes. También tuvo amores con Adonis. Es considerada diosa de la belleza de las Gracias; la Juventud era su mensajera y las Gracias sus compañeras y servidoras, que al salir de las olas cubrieron su cuerpo de ricas vestiduras. Se la representaba sola emergiendo de las ondas o acompañada de los amorcillos. Su carro era tirado por palomas; a veces se la representaba montada sobre un toro o sobre un macho cabrío. Su culto principal estaba situado en la isla de Chipre aunque se le rendía culto en toda Grecia y Asia Menor.
APOLO (FEBO).- Hijo de Zeus y de Latona. Era personificación del Sol y enemigo de los crímenes y de la oscuridad. Según la leyenda nació en la isla de Delos, estando presentes todos los dioses, a excepción de Hera, celosa por su nacimiento. Transcurrida su niñez, que fue breve, se puso en marcha armado de arco y flechas. Se enamoró de la ninfa Dafne, y cuando la perseguía para hacerla suya, el río Peneo la transformó en laurel, que desde entonces era su árbol preferido. Su primera hazaña fue el combate con la serpiente Pitón, monstruo engendrado por el barro procedente del diluvio de Deucalión, a la que exterminó a flechazos y con cuya piel recubrió el trípode sobre el que se sentaba la sacerdotisa que pronunciaba sus oráculos, llamada la pitonisa. Después de esto marchó al valle del Tempe, poniéndose al servicio del rey de Tesalia, Admeto. De aquí fue, junto con Poseidón, a ayudar a Laomedonte a levantar las murallas de Troya. Su nombre en el cielo era Febo, por conducir el carro del Sol. Considerado también dios de las artes, la medicina y la poesía. Habitaba, en compañía de las musas, en el monte Parnaso. Sus oráculos eran apreciadísimos, siendo los más famosos los de Delos, Delfos, Pátara, etc. Fue representado con figura majestuosa, portando una lira en la mano, o en un carro tirado por cuatro caballos. Amó a muchas mujeres: Casandra, Calíope, Dafne, etc. Como dios vengador hería de muerte con sus flechas a los hombres, pero también los libraba de las enfermedades y de las pestes.
ARES (MARTE).- Dios de la guerra. Era hijo de Zeus y Hera. Personificaba el tumulto del combate, la violencia desatada, la lucha sin cuartel. El héroe Diomedes, ayudado por Atenea, pudo herirlo en un combate. También Heracles contendió con el dios, venciéndolo y obligándole a regresar al Olimpo. Fue amante de Afrodita, y Hefestos, marido de ésta, los sorprendió uno en brazos del otro, sirviendo de hazmerreír a los dioses. Cuando los dioses combatieron entre sí en el Olimpo Palas lo derribó arrojándole una gran piedra. Homero lo describe como un gigantón de gesto feroz, cubierto con la armadura y armado de gigantesca lanza. En la Ilíada aparece interviniendo en los combates y favoreciendo ya a un, héroe ya a otro, y siempre contribuyendo a hacer más feroz la lucha. Habitaba en las montañas de Tracia. Era odiado por los otros dioses por su carácter brutal e intransigente.
ARTEMIS (DIANA).- Hija de Zeus y de Latona, y hermana de Apolo, considerada como la diosa de la caza, de la actividad ágil y del ejercicio. Se la consideraba virgen e inaccesible a amor. Era representada con una corta túnica, armada de un arco, con los cabellos sueltos y rodeada de una jauría de perros cazadores. Sorprendida bañándose por Acteón, lo transformó en ciervo. Mató a Orión, que intentó poseerla. Junto con Apolo exterminaron a los hijos de Níobe por haber ésta pretendido ser más fecunda que Latona.
ATENEA (MINERVA).- Hija de Zeus y de Metis. Según la tradición nació de la cabeza de su padre, adulta y armada del escudo y la lanza. Se la conocía también con el nombre de Palas Atenea. Igualaba en sabiduría a Zeus y sobrepujaba a los demás dioses. Se le atribuía la invención de las ciencias, del arte y de la agricultura, habiendo dado a los griegos el olivo y el arado. Presidía la autoridad de los estados y de las leyes. Los atenienses la consideraban su protectora, y de su nombre deriva el de la ciudad, donde instituyó el Areópago o asamblea. Según la tradición, bajo el reinado de Cécrops ella y Poseidón contendían por la posesión de Atenas. Los dioses prometieron que correspondería al que hiciese el don más útil a los hombres. Poseidón, de un golpe de su tridente hizo surgir un caballo y Atenea, un olivo, que los dioses decretaron como más útil a los hombres. En la guerra de Zeus contra los gigantes defendió a su padre luchando a su lado, y sepultó a uno de aquéllos, Encelade, bajo la isla de Sicilia. Homero nos cuenta que participó en la guerra de Troya, protegiendo a los griegos. En muchos de los combates tutelaba a los héroes griegos, moviéndose alrededor de ellos para librarlos de las asechanzas del enemigo. Se la representaba, como una joven de majestuosa hermosura, armada de lanza y escudo, con la cabeza cubierta por un casco de alto penacho. Conservaba su virginidad celosamente, sin participar en los amores de los otros dioses. El adivino Tiresias fue cegado por haberla sorprendido bañándose. Rechazó las pretensiones de Hefesto, que la deseaba. En Atenas se instauraron en su honor las fiestas Pantaneas, una de cuyas escenas puede verse en el friso del Partenón.
CRONOS (SATURNO).- Hijo de Urano y de la Tierra, y padre de Zeus, Poseidón y Hades. No queriendo que hubiese en su familia más herederos que él y su hermano Titán, castró a su padre con una hoz; de la sangre de Urano caída sobre el mar y mezclada con la espuma marina nació Afrodita. Para evitar que los hijos que nacían de su matrimonio con Rea pudiesen sustituirle en el gobierno del mundo, los devoraba a medida que iban naciendo; pero Rea, con diversas argucias, consiguió salvarlos a todos. Enterado Titán de que los hijos de su hermano vivían y podían heredar el trono, se armó contra él y le hizo prisionero. Cuando Zeus fue mayor libertó a su padre, restableciéndole en el trono. Tiempo después Zeus se lo arrebató, y Cronos huyó a Italia donde fue bien recibido por el rey Jano; allí enseñó a sus habitantes la agricultura. Tuvo amores con Filia, a la que poseyó transformado en caballo, y de estos amores nació el centauro Quirón. Ha sido considerado como dios del tiempo, del sol Y de las cosechas. Se le representaba como un viejo, con una hoz en la mano o con una serpiente que se muerde la cola, y a veces llevando un reloj de arena. Se le rindió culto en Creta, donde en época muy antigua se le sacrificaban niños. En Atenas se le consagró un templo cerca de la Acrópolis. También tuvo templos en Elida y Olimpia. En Roma tenía uno situado al pie del Capitolio, en donde se encontraba el tesoro público.
DEMETER (CERES) .- Hija de Cronos y de Rea, y hermana de Zeus, de Poseidón y de Hera. Es la Diosa de la Tierra Madre, la que proporciona los frutos del campo, y sobre todo el trigo. Como sus otros hermanos fue devorada por su padre, Cronos, y luego devuelta por el vomitivo suministrado por Metis a aquél. Su hermano Poseidón la pretendió, y ella, para evitarlo, se transformó en yegua; pero éste consiguió su propósito metamorfoseándose en caballo, naciendo de esta unión el corcel Arión. También tuvo amores con Zeus, de los cuales nació Proserpina, en torno a la cual se mueve la leyenda de esta deidad del campo. Plutón, dios de las tinieblas, raptó a su hija, y Deméter, abrumada, se retiró al Olimpo. Luego, buscando a su hija peregrinó errante ataviada con un velo negro y envejecida, acompañada de Hécate. En estas peregrinaciones llegó a Eleusis, donde fue bien recibida por su rey, Celeo. La diosa correspondió a esta acogida, curando al príncipe Triptolemo. Se preocupó de enseñarle el cultivo de la tierra y la fabricación del pan, y le encomendó la misión de propagar por todo el orbe estos conocimientos, para lo cual le dio un carro arrastrado por dos dragones. Después de regresar de esta misión, Triptolemo implantó en Eleusis el culto a Deméter, o misterios de Eleusis. Se la representaba como una mujer de aspecto majestuoso, coronada de espigas y asiendo en la mano una amapola.
DIONISOS ( BACO).- Dios del vino y de la vid. Hijo de Zeus y de Sémele, ésta hija de Cadmo. Celosa Hera de Sémele por haber tenido relaciones con Zeus, hizo que se le presentara el dios en todo su poder. A su vista murió Sémele fulminada por el rayo, y Dionisos nació prematuramente. Zeus lo encerró en su muslo, y de ahí nació más tarde. Cuando los gigantes escalaron el cielo, Dionisos luchó contra ellos valientemente, tomando la forma de un león. Emprendió la conquista de la India, seguido de hombres y mujeres armados de tirsos, címbalos, etc. No se derramó una gota de sangre, ya que todos se sometían de buen grado al dios que les enseñaba a cultivar la vid y les daba leyes buenas y justas. Luchó también contra los piratas tirrenos que saqueaban las islas y las costas de Grecia. Peleó contra las Amazonas, cuando éstas quisieron conquistar Éfeso. Simbolizaba la dicha de vivir, dotaba de fuerzas y alegría a los hombres y era exaltador del placer y del optimismo. Se le representaba corno un joven imberbe, fuerte, coronado de pámpanos, con una copa en la mano y vestido con una piel de tigre.
EROS (AMOR).- Dios del Amor. Según la tradición era hijo de Zeus v de Afrodita. Los poetas presentaban a Eros como un bello efebo, con los ojos vendados, siendo sus armas las flechas que lanza, las cuales lleva en un carcaj de oro. Acompaña a Afrodita, y su cortejo está formado por Joco, Potos, Himeros, Dionisos, Tiqué, Pito, las Gracias y las Musas. Triunfaba doquiera había seres, en la tierra, en el cielo, en el océano, y en los mismos infiernos. Los dioses estaban también expuestos a sus flechas como los simples mortales, y se valía de múltiples estratagemas y de imprevistos caminos para herir a sus víctimas con las flechas de la pasión. Más modernamente era representado como un niño desnudo, con alas y empuñando el arco.
GEA (TIERRA).- La tierra, elemento primordial. Nació después del Caos, y antes que Eros. Engendró al Cielo (Urano) que la rodeó, las Montañas V el Mar (Pontos). Más tarde se unió a Urano y procreó los seis gigantes: Océano, Ceos, Críos, Hiperión, Japetó y Cronos, y las seis titánidas, Teia, Rea, Temis, Mnemosina, Febea y Tetis; a los Cíclopes. Los Hecatonquiros. Todos fueron odiados por Urano y recluidos en las entrañas de la Tierra. Cronos, de un mordisco dado a Urano le arrancó los testículos. La sangré cayó sobre Gea y la fecundó de nuevo naciendo las Erinias, los Gigantes y las Ninfas. Después se unió a Ponto, y tuvo de él a las divinidades marinas. Gea es la madre universal, madre de todos los dioses.
GRACIAS.- Diosas, hijas de Zeus y Hera. Eran tres: Eufrosine (alegría), Aglaé (belleza) y Thalia (ardor). Asistían a los festines de los dioses y su presencia llenaba todo de alegría y belleza. Compitieron con Afrodita para el premio de la belleza, y consolaron a la diosa cuando ésta perdió a Adonis. Habitaban en el Olimpo. Presidían los juegos, las danzas y los cantos.
HADES (PLUTÓN).- Dios de los infiernos. Hijo de Cronos y de Rea. Igual que sus hermanos, se salvó de la muerte que Cronos daba a sus hijos y recibió como reino el mundo subterráneo. Al reinar sobre los muertos, inspiraba temor y repugnancia, no encontrando mujer dispuesta a casarse con él, por lo cual robó a Proserpina cuando ésta iba por agua a la fuente de Aretusa. Fue vencido y herido por Heracles cuando éste descendió a los infiernos a buscar a Teseo, que había bajado allí en busca de Proserpina. Era el más feroz de los dioses y mirado con recelo por los otros inmortales. Se le representaba con una corona de ébano, y sobre un carro tirado por caballos negros, provisto de una vara con la que conducía a los muertos a los infiernos. Los griegos le designaban con el nombre de Aides, "el que se torna invisible". Era invocado, junto con Ceres, por la prosperidad de los hogares y también como dispensador de las riquezas minerales. En su reino era todopoderoso, pero estaba también sometido al poder de Zeus. Se le invocaba tocando la tierra con las dos manos, y se le sacrificaban cabras y ovejas negras. Los siracusanos le inmolaban todos los años dos toros negros cerca de la fuente donde robó a Proserpina.
HEFAISTO (VULCANO).- Dios del fuego, hijo de Zeus y Hera. A causa de su cojera y de su aspecto desagradable, fue arrojado al mar por su misma madre, pero le salvaron la diosa de los mares, Tetis, y la oceánida Eurinome. Permaneció durante nueve años en una gruta fabricando joyas destinadas a las Nereidas. Fue devuelto al Olimpo por Dionisos, y allí forjó armas y joyas para los dioses. Por defender a su madre, Hera, de la ira de Zeus, fue expulsado de un puntapié por éste, yendo a parar a la isla de Lemnos. Vuelto al Olimpo se reconcilió con Zeus, haciendo de escanciador de los dioses. Le dotaron de un palacio y una fragua de veinte hornos, donde forjaba los metales ayudado por diez esclavos de oro, que él hizo, y de tal perfección que semejaban seres humanos. En la guerra de Troya estuvo a favor de los griegos y las armas del héroe Aquiles eran obra suya. Estaba casado con Afrodita, la diosa del amor. Se le rendía culto en Atenas, donde se le invocaba como protector de los incendios. En la isla de Lemnos se le adoraba como dios de la metalurgia, e incluso se le consideró dios de la salud, acaso porque el hierro candente se usaba para cauterizar heridas. Se le representaba como un hombre de brazos muy fuertes y piernas débiles y torcidas, ataviado con el indumento de su oficio, pantalón a media pierna tocado con un bonete y provisto dé tenazas y martillo.
HERA (JUNO).- Hija de Cronos y de Rea, y hermana y esposa de Zeus. Al nacer se libró de ser devorada por su padre, por un vomitivo que le dieron a éste. Así salvada fue cuidada por el Océano y Tetis. Su hermano Zeus tomó la forma de un cuco y, refugiándose en su seno, la poseyó y luego la hizo su esposa. Era de temperamento celoso y perseguía continuamente a Zeus. Celosa de los amores de éste, robó a Afrodita el cinturón donde guardaba los dardos del amor, y así consiguió retener a su marido para si sola durante un tiempo. Nunca perdonó a Paris el no haberle dado la manzana de oro a la más bella, cuando compitió con Atenea y Afrodita, y por ello persiguió con su odio a los troyanos, favoreciendo a los griegos en todas las circunstancias. En una ocasión conspiró contra Zeus, y el padre de los dioses, en castigo, la suspendió entre el cielo y la tierra con un pesado yunque colgado de cada pie. Era considerada la diosa principal del Olimpo, como esposa de Zeus. Presidía los casamientos y los partos y se decía que tenia el don de profetizar. Se la representaba como una mujer de majestuosa belleza, vestida con una maravillosa túnica y ceñida con un cinturón de oro macizo, sobre una carroza tirada por pavos reales, y con uno de éstos a su lado. Argos y Samos pretendían haber sido el sitio de su nacimiento.
HERACLES (HÉRCULES).- Hijo de Zeus y de Alcmena. Es el héroe más grande de la antigüedad. Zeus tomó la forma de Anfitrión, marido de Alcmena, y de esta manera la engañó, engendrando al héroe. Hera, celosa, hizo que Alcmena diese a luz antes a otro hijo, Euristeo, para que el primero, como primogénito, tuviese autoridad sobre el segundo. Dominada Hera del deseo de venganza contra Heracles, indujo a Euristeo a que impusiese a éste doce trabajos o empresas de muy difícil realización, que son:
1) Estando aún en la cuna estranguló a dos serpientes enviadas por Hera contra él.
2) A los dieciocho años dio muerte al león del monte Citerón.
3) Mató en la laguna de Lerna a la Hidra, serpiente monstruosa, la cual tenía muchas cabezas que volvían a crecer después de cortadas.
4) Alcanzó y mató a la corriente cierva que tenia los cuernos de oro y los pies de bronce.
5) Estranguló en el bosque de Nemea a un enorme león de gran ferocidad, cuya piel utilizó luego para cubrirse.
6) Dio muerte a Diomedes, que alimentaba sus caballos con carne humana. 7) Mató en el monte Edimanto, en Arcadia, a un monstruoso jabalí que asolaba la región. 8) Aniquiló a flechazos a los espantosos pájaros del lago Estinfalia, que se alimentaban de carne humana, y tenían la cabeza, el pico y las patas de hierro.
9) Domó a un toro furioso que aterrorizaba a Creta.
10) Venció al río Aqueloo, a quien arranco un cuerno que le devolvió cuando recibió el de la cabra Amaltea.
11) Ahogó en lucha al gigante Anteo, que volvía a recobrar sus fuerzas cuando se apoyaba en la tierra.
12) Robó las manzanas de oro × del jardín de las Hespérides, después de dar muerte al dragón que las custodiaba.
Sus hazañas, que le consiguieron la admiración y el respeto de todos, no fueron sólo éstas, y también deben destacarse algunas más: Venció a las Amazonas y entregó a Teseo a su reina, Hipólita. Separó los dos promontorios Calpe y Aliba, poniendo así el Mediterráneo en comunicación con el Atlántico. Limpió los establos de Augias, rey de Elida, que tenía un rebaño de tres mil vacas, y durante treinta años no habían sido limpiados; para esta tarea desvió las aguas del río Alfeo. Bajó al infierno, donde libertó a Teseo y, sin arma alguna, dominó al terrible can Cerbero. Derrotó a los pigmeos, envolviendo a varios miles de ellos en su piel de león y llevándolos a Euristeo. Después de tantas hazañas se enamoró en forma tal de Onfalia, que para complacerla se avino a los trabajos más afeminados, y vestido de mujer hilaba y tejía junto a ella. Ello excitó los celos de Deyanira, su esposa, que le envió la túnica del centauro Neso, que estaba envenenada, y que al ponérsela ardió en llamaradas, y no pudiéndosela quitar el héroe murió abrasado. Los dioses lo recibieron en el Olimpo como uno más. Hera olvidó su rencor y le concedió la mano de su hija Hebe, con la cual tuvo dos hijos. Se le representaba desnudo, como un hombre de gran musculatura, barbado y armado generalmente con la clava.
HERMES (MERCURIO).- Hijo de Zeus y de Maya. Dios del comercio, de los ladrones y de cuantos se dedicaban a las artes liberales. Apenas nacido derribó a Eros de una zancadilla y le robó el carcaj. Hurtó también la espada a Ares, el tridente a Artemisa, el ceñidor a Afrodita, el cetro a Zeus, a quien también intentó robar el rayo, pero se quemó y no pudo llevarlo. Por estos delitos fue arrojado del Olimpo, yéndose a vivir en Tesalia, donde se dedicó al pastoreo, y allí le robó a Apolo los rebaños del rey Admeto, que éste cuidaba. Luego hicieron las paces y Hermes dio a Apolo la lira, y recibió de éste una varilla que tenía la propiedad de reconciliar a los enemigos. Hermes interpuso la varilla entre dos serpientes que luchaban, las cuales se enroscaron alrededor, formando el caduceo, principal atributo del dios. Perfeccionó el comercio e inventó los pesos y medidas. Zeus le perdonó y lo llamó al Olimpo, donde le hizo su consejero, intérprete y enviado, convirtiéndose en un fiel ejecutor de los encargos del padre de los dioses. Por su orden, dio muerte a Argos, encadenó a Prometeo, liberó a Ares de los gigantes, condujo a Dionisios a las ninfas de Nisa y acompañó a Plutón en el rapto, de Proserpina. Estaba también encargado de conducir las almas a los infiernos, y de llevarlas de nuevo a la Tierra pasados mil años para encarnar en otros cuerpos. Era representado como un hombre joven, de aspecto alegre, cubierto con manto y bonete, con alas en los talones. Como dios protector del comercio se le representaba con un gallo (símbolo de la vigilancia).
OLIMPO.- Preceptor de Zeus. También célebre montaña de Tesalia, la más alta de Grecia. En sus faldas moraban las musas y otras deidades. Zeus habitaba en su palacio, en la cumbre más elevada de la montaña, construido por Hefesto, que también construyó los palacios de los demás dioses en distintas crestas de la montaña. En el Olimpo tenían lugar las asambleas celestes a las que asistían las divinidades superiores que formaban el cortejo de Zeus y las deidades secundarias.
POSEIDÓN (NEPTUNO).- Dios del mar, hijo de Cronos y de Rea. Cuando dividió con sus hermanos la herencia paterna, le tocó el imperio de las aguas. Su madre le libró al nacer de ser devorado por su padre, y entregó al niño a unos pastores, que le criaron como hijo suyo. Se casó con Anfitrite. Tenía su morada en lo más profundo del mar Egeo y viajaba en una carroza tirada por hipocampos. Luchó al lado de Zeus en la guerra contra los Titanes. Envió al Ática el terrible toro de Maratón y a Creta al que fue padre del Minotauro. Era igual a Zeus en dignidad, aunque inferior en poder, y algunas veces conspiró contra el padre de los dioses. Los monstruos marinos le reconocían como rey, y el Océano abría para él todos sus caminos. Furioso contra Laomedonte, intervino en la guerra de Troya a favor de los griegos, participando en muchas batallas y dando muerte él mismo a numerosos troyanos. Persiguió con su cólera a Ulises por haber herido a Polifemo. Habiendo predicho Zeus que tendría preeminencia en el Ática aquel dios que aportase el presente más útil para los hombres, Poseidón, de un golpe de su tridente contra la tierra, hizo surgir el caballo. Era representado en su carro y empuñando el tridente. Se le hacían sacrificios de toros y de corderos. Tuvo gran número de amantes e hijos, y muchos héroes se enorgullecían de llevar su sangre.
SÁTIROS.- Espíritus elementales de los bosques y las montañas. Eran descendientes de Dionisios, y perseguían a las ninfas en las profundidades de los bosques. Desempeñaban un papel importante en las fiestas orgiásticas, donde bailaban agitando tirsos y bebían abundantemente. Su aspecto participaba del mono y del macho cabrío: frente deprimida, nariz aplastada, orejas en punta, cuerpo cubierto de pelos y patas y cola de cabra. En la frente apuntaban dos pequeños cuernos. Eran temidos por los viajeros y leñadores que debían atravesar los bosques, y a quienes hacían toda clase de maldades. Sus atributos eran la flauta, el tirso, la siringa, la corona de hiedra, las hojas de vid y las ramas de pino.
URANOS (CIELO).- Personificación del cielo, del que nació la Tierra, engendrada por él solo, y luego de la Tierra tuvo al Océano, Cronos, los Titanes y sus hermanos los Cíclopes. Su hijo Cronos le mutiló, cortándole el sexo con una guadaña de diamantes; de su sangre nacieron Afrodita, las Furias, las Melias y los Gigantes. Urano circunda la Tierra e impone las leyes de la naturaleza.
VESTA (HESTIA).- Diosa del hogar y del fuego. Era hija primogénita de Cronos y de Rea; al nacer fue devorada por su padre, que lo hacia con todos sus hijos; al hacerla reaparecer Metis, juró guardar eternamente la virginidad, no casándose con ninguno de los dioses. Entre los antiguos, el hogar era el símbolo de la vida doméstica y de la fidelidad de la esposa dimanaba la felicidad del mismo. Era pues Vesta la diosa virgen, personificación del hogar y protectora de la vida doméstica. En Grecia tenia templos en Atenas, Delfos y Hermione, y era mantenido en su honor un fuego eterno, custodiado por viudas, que si se apagaba sólo podía volver a encenderse con los rayos del sol a través de un cristal Se le sacrificaban anualmente dos novillas de un año. En Roma su culto fue instituido por el Rey Numa. Sus atributos son el paladio y la lámpara.
VIENTOS.- Moraban en la isla de Eolia, bajo el dominio de Eolo, hijo de Hipotes, rey de los Vientos, que los mantenía dentro de un odre de piel de buey, y era dueño de soltarlos o retenerlos En un principio se les consideró más perjudiciales que favorables. Los más conocidos eran: Bóreas (Norte), Céfiro (Sur), Euro (Este) y Noto (Oeste). Para hacerlos favorables se les sacrificaban corderos negros o blancos, y tenían erigidos muchos templos. Generalmente eran representados con alas en la cabeza o en la espalda.
ZEUS (JÚPITER).- Dios supremo de la religión griega. Hijo de Cronos y de Rea, padre de los dioses y de los hombres. Cronos tenia la costumbre de devorar a todos los hijos que le daba su mujer, quien al estar embarazada de Zeus ideó, para salvarlo, huir a Creta, donde tuvo a su hijo, y retornó al Olimpo, simulando allí un segundo parto. Presentó a Cronos una piedra envuelta en pañales, que éste tragó sin vacilar. Rea dejó la educación de Zeus en manos de los Coribantes, quienes lo hicieron amamantar por la cabra Amaltea. Cuando fue mayor se presentó ante su padre y le obligó a reconocerlo. Cuando Cronos fue vencido y arrojado del Olimpo por Titán, Zeus intervino venciendo a éste y restableciendo a su padre en el trono. Un oráculo informó a Cronos que Zeus había nacido para dominar el universo, y éste buscó los medios de perderlo. Zeus se rebeló contra él y le arrojó del Olimpo, apoderándose del trono de su padre y haciéndose dueño del Cielo y de la Tierra. Se casó con Hera y repartió su poder entre sus hermanos. Se reservó el Cielo y dio el imperio de las aguas a Poseidón y el de los infiernos a Hades. Tiempo después los dioses trataron de librarse de su dominio, pero les venció obligándoles a refugiarse en Egipto. Hizo las paces con ellos, y cuando su dominio aprecia definitivamente asegurado, los Gigantes, hijos de Titán, pusieron unas montañas sobre otras con el fin de escalar el Olimpo y arrojarlo de él. Pero Zeus los derrotó sepultándolos bajo aquellas montañas que habían amontonado contra él. Desde entonces su dominio fue indiscutido y reconocido como padre de los dioses y de los hombres, al que todos obedecían. Fue árbitro universal y su sabiduría regulaba todas las cosas. Todo procedía de Zeus, el bien y el mal, y hasta el destino. Armado del rayo y del trueno, al agitar su égida producía huracanes y tempestades. De su matrimonio con Hera, su hermana, tuvo a Ares, Hefesto y Hebe. Su vida fue pródiga en aventuras amorosas. Con Mnemosina tuvo a las Musas; con Eurinome, a las tres Gracias; con Maya a Hermes; con Leto, a Artemisa y Apolo; con Deméter, a Perséfone; con Níobe, a Argos; con Dánae, a Perseo; con Semele, a Dionisos; con Leda, a Cástor y Pólux y Helena; con Alcmena, a Heracles; con Pita, a Aqueo, etc., ya que eran muchos los héroes y reyes cuyo primer antecesor era Zeus. Para sus aventuras amorosas se valió de diversas transformaciones, tales como cuclillo para seducir a Hera; como toro para Europa; a Antíope, como sátiro; a Dánae, como lluvia de oro; a Leda, como cisne; a Alcmena, con las facciones de su esposo, Anfitrión; a Pita, como paloma, etc. Zeus moraba en el Olimpo, donde tenia su palacio, en el que, junto con los otros dioses, gozaba de una dicha eterna. Se le aplicaban numerosos sobrenombres: Efestios (dios doméstico), Soter (el salvador), Ktesios, dios de las familias, a las que colmaba de bienes), Zaqios, Gamelios protector del matrimonio), Filios (la amistad). Los santuarios más importantes de su culto fueron el del monte Liceo, en Arcadia donde en un principio se inmolaron víctimas humanas; el de Dedona. en el Epiro, y el de Olimpia, el más suntuoso. En los primeros tiempos era simbolizado por las cimas de las montañas. Luego adoptó símbolos, como la piedra de Zeus, en Kapoottas; la de Zeus Ptemos y la de Zeus Triopas. La primera estatua conocida fue de madera de cedro y oro. Luego se le representó desnudo, en actitud de marchar, o vestido con manto y apoyado en el cetro. También sentado en su trono. Sus símbolos eran un cetro rematado en un águila, y el rayo.

VARIOS AUTORES. "Diccionario de la mitología mundial". Ed. Edaf. Madrid 1971.

ODISEO Y LAS SIRENAS


Ulises y las sirenas de John William Waterhouse (1891).





Odiseo y las sirenas de Herbert Draper (1909).



El relato más conocido de las sirenas es el de La Odisea de Homero. Después de pasar una larga temporada en el palacio de Circe, Ulises emprende definitivamente el camino a Ítaca. La diosa, antes de dejarle partir, le adelanta algunas de las aventuras que va a vivir en los días siguientes. La primera de ellas será el encuentro con las sirenas.

[...] Circe me tomó de la mano y me hizo sentar lejos de mis compañeros y, echándose a mi lado, me preguntó detalladamente. Yo le conté todo como correspondía y entonces me dijo la soberana Circe:
–Escucha ahora tú lo que voy a decirte y lo recordará después el dios mismo: Primero llegarás a las Sirenas, las que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas. Quien acerca su nave sin saberlo y escucha la voz de las Sirenas ya nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos, llenos de alegría porque ha vuelto a casa; antes bien, lo hechizan éstas con su sonoro canto sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca. Haz pasar de largo a la nave y, derritiendo cera agradable como la miel, unta los oídos de tus compañeros para que ninguno de ellos las escuche. En cambio, tú, si quieres oírlas, haz que te amarren de pies y manos, firme junto al mástil -que sujeten a éste las amarras-, para que escuches complacido, la voz de las dos Sirenas; y si suplicas a tus compañeros o los ordenas que te desaten, que ellos te sujeten todavía con más cuerdas. [...]

Así dijo y, al pronto, llegó Eos, la de trono de oro. Ella regresó a través de la isla, la divina entre las diosas, y yo partí hacia la nave y apremié a mis compañeros para que embarcaran y soltaran amarras. Así que embarcaron con presteza y se sentaron sobre los bancos y, sentados en fila, batían el canoso mar con los remos. Y Circe de lindas trenzas, la terrible diosa dotada de voz, envió por detrás de nuestra nave de azuloscura proa, muy cerca, un viento favorable, buen compañero, que hinchaba las velas. Después de disponer todos los aparejos, nos sentamos en la nave y la conducían el viento y el piloto.
Entonces dije a mis compañeros con corazón acongojado:

–Amigos, es preciso que todos –y no sólo uno o dos conozcáis las predicciones que me ha hecho Circe, la divina entre las diosas. Así que os las voy a decir para que, después de conocerlas, perezcamos o consigamos escapar evitando la muerte y el destino.
–Antes que nada me ordenó que evitáramos a las divinas Sirenas y su florido prado. Ordenó que sólo yo escuchara su voz; mas atadme con dolorosas ligaduras para que permanezca firme allí, junto al mástil; que sujeten a éste las amarras, y si os suplico o doy órdenes de que me desatéis, apretadme todavía con más cuerdas.

Así es como yo explicaba cada detalle a mis compañeros.
Entretanto la bien fabricada nave llegó velozmente a la isla de las dos Sirenas –pues la impulsaba próspero viento–. Pero enseguida cesó éste y se hizo una bonanza apacible, pues un dios había calmado el oleaje. Levantáronse mis compañeros para plegar las velas y las pusieron sobre la cóncava nave y, sentándose al remo, blanqueaban el agua con los pulimentados remos. Entonces yo partí en trocitos, con el agudo bronce, un gran pan de cera y lo apreté con mis pesadas manos. Enseguida se calentó la cera –pues la oprimían mi gran fuerza y el brillo del soberano Helios Hiperiónida– y la unté por orden en los oídos de todos mis compañeros. Éstos, a su vez, me ataron igual de manos que de pies, firme junto al mástil –sujetaron a éste las amarras– y, sentándose, batían el canoso mar con los remos.


Conque, cuando la nave estaba a una distancia en que se oye a un hombre al gritar en nuestra veloz marcha, no se les ocultó a las Sirenas que se acercaba y entonaron su sonoro canto:
–Vamos, famoso Odiseo, gran honra de los aqueos, ven aquí y haz detener tu nave para que puedas oír nuestra voz. Que nadie ha pasado de largo con su negra nave sin escuchar la dulce voz de nuestras bocas, sino que ha regresado después de gozar con ella y saber más cosas. Pues sabemos todo cuanto los argivos y troyanos trajinaron en la vasta Troya por voluntad de los dioses. Sabemos cuanto sucede sobre la tierra fecunda.
Así decían lanzando su hermosa voz. Entonces mi corazón deseó escucharlas y ordené a mis compañeros que me soltaran haciéndoles señas con mis cejas, pero ellos se echaron hacia adelante y remaban, y luego se levantaron Perimedes y Euríloco y me ataron con más cuerdas, apretándome todavía más.
Cuando por fin las habían pasado de largo y ya no se oía más la voz de las Sirenas ni su canto, se quitaron la cera mis fieles compañeros, la que yo había untado en sus oídos, y a mí me soltaron de las amarras.

LA NATURALEZA DE EROS

El fragmento que aparece a continuación pertenece a la novela de Longo de Lesbos, Dafnis y Cloe, una de las novelas griegas más conocidas. Era la preferida de Goethe y es una de las fuentes de la francesa Pablo y Virginia.


Filetas cuenta a Dafnis y Cloe quién es Eros y sus síntomas.

Libro II, 3-4.

Estando en estos entretenimientos aparece un anciano vestido con una pelliza, calzado con una sandalia rústica, sujetando una alforja, una alforja vieja. Éste, sentándose cerca de ellos, al punto les dijo: “Yo soy el anciano Filetas, niños, el que cantó muchas veces a estas mismas Ninfas, y tocó muchas veces a aquel Pan, y he conducido muchos rebaños de vacas con la música solamente. Vengo a daros a conocer cuanto vi, y a anunciaros cuanto escuché. Tengo un huerto de mis manos, que levanté a fuerza de trabajo desde que dejé de apacentar el ganado por la vejez, temiendo en él todo cuanto producen cada estación: en primavera, rosas, lirios y jacintos, y lilas de dos clases: en verano, adormideras, peras y toda clase de manzanas, ahora vides, higos, granadas y bayas de mirto verdes. A este huerto acuden bandadas de pájaros por la mañana, unos para alimentarse, otros para cantar. Pues está completamente cubierto, y sombreado y regado por tres fuentes. Si se le quitase el vallado, uno creería ver un bosque sagrado.

Hoy cuando entraba alrededor del mediodía, se me aparece entre las granadas y los arrayanes un niño con mirto y granadas, blanco como la leche y rubio como el fuego, resplandeciente como recién salido del baño. Estaba desnudo, estaba solo; se divertía recolectando todo tipo de frutos por el jardín. Así que yo me abalancé sobre él para atraparlo, temiendo que arrancase los arrayanes y las granadas por arrogancia. Pero él sin pensarlo y con rapidez huyó, ya penetrando en los rosales, ya ocultándose entre las adormideras como una perdiz recién nacida. Y muchas veces yo me tomé el trabajo de perseguir cabritos lechales, y muchas veces me cansé de correr detrás de terneras recién nacidas. Pero éste era un joven complicado y inalcanzable. Pues, fatigado como un viejo que soy y, apoyado en un bastón y, al mismo tiempo que lo seguía para que no huyera, le preguntaba de cuál de los vecinos era y por qué quería cosechar en campo ajeno. Pero él no respondía nada, sino que permaneciendo de pie cerca, se reía muy delicadamente y me arrojaba mirto y no sé cómo me hechizó para que ya no estuviese encolerizado. Así que le pedí que viniera a mis brazos sin temer nada ya y le juré por el mirto que le dejaría marchar después de regalarle manzanas y rosas y que siempre le permitiría recolectar plantas y recoger las flores si recibía tan solo un beso suyo.
Entonces, riendo muy fuertemente, dejó escapar una voz como ni la de las golondrinas ni de los ruiseñores, ni del cisne que es anciano como yo:

“Para mi, Filetas, besarte no es ningún trabajo; pues yo deseo darte un beso más que tú volver a ser joven. Pero mira si este regalo se corresponde con tu edad. Pues nada te ayudará tu ancianidad a seguirme después de un beso. Yo soy difícil de cazar para el halcón, el águila y cualquier otro ave de los más veloces. Pues no soy un niño y aunque parezca un niño, sin embargo soy más viejo que Cronos y que todo el tiempo mismo. Y te he visto a ti pubescente apacentar en aquel monte un amplio rebaño de vacas y he estado sentado junto a ti cuando tocabas la siringa entre las encinas aquellas cuando estabas enamorado de Amarílide, pero tu no me veías aunque yo estuviese muy cerca de la muchacha. Pues a aquella te la entregué yo, y ya tienes hijos, buenos boyeros y agricultores. Ahora soy el pastor de Dafnis y Cloe, y cuando los reúno en uno como de costumbre, me vengo a este jardín y me deleito con las flores y con las plantas regadas con mis baños. Mira a ver si algunas de tus plantas ha sido cogida, ha sido recolectada algún fruto, si ha sido pisoteado algún tallo de las flores, si alguna fuente ha sido alterada; y alégrate, pues eres el único hombre que has visto en la ancianidad a este niño.”

Diciendo esto, se alzó dando gritos como un ruiseñor recién nacido hasta los arrayanes y dando pasos lentos de rama en rama a través de las hojas trepó a lo más alto. Le vio también las plumas de sus hombros y un arco en medio de las alas y ya no vio ni esto ni a él. Y si no he criado estas canas en vano ni al envejecer he adquirido un entendimiento vacío, obedecéis a Eros, hijos, y es Eros quien se ocupa de vosotros”.

Ellos estaban encantados como si hubiesen escuchado un mito no realidad y le preguntaron qué era Eros, un niño o un pájaro, y qué podía hacer. Entonces Filetas dijo de nuevo: Eros es un dios, niños, joven, hermoso y alado. Por eso se alegra con la juventud, persigue la belleza y provee de alas a las almas. Puede hacer tanto cuanto ni siquiera Zeus es capaz. Tiene poder sobre todos los principios, tiene poder sobre las estrellas y tiene poder sobre los mismos dioses. Ni siquiera vosotros podéis tanto sobre las cabras y las ovejas. Las flores todas son trabajos de Eros, las plantas todas labores suyas, por él fluyen los ríos y soplan los vientos. Yo he conocido incluso al toro enamorado y mugía como herido por un tábano y al macho cabrío querencioso de una cabra y la seguía a todas partes. Y yo mismo he sido joven y estaba enamorado de Amarílide, y ni me acordaba de la comida ni me llevaba a la boca bebida ni cogía el sueño. Me dolía el alma, me agitaba el corazón, se me enfriaba el cuerpo; gritaba como si me golpearan, me quedaba en silencio como un muerto, me bañaba en el río como si me quemara. Llamaba a Pan como ayuda pues también él estuvo enamorado de Pitis. Aplaudía a Eco cuando pronunciaba después de mi el nombre de Amarílide; rompía la siringa porque me hechizaba a las vacas, pero no me traían a mi Amarílide. Pues no había fármaco para Eros ni bebido, ni comido, ni recitado en odas, sino el beso, el abrazo y el acostarse con los cuerpos desnudos”.

Filetas, tras enseñarles tales cosas se alejó, tras recibir de ellos algo de queso y un cabrito ya cornudo; entonces, quedándose ya solos y escuchando por primera vez estos el nombre de Eros, tenían el alma trastornada por la tristeza y volviendo por la noche a los establos comparaban sus experiencias con las que habían escuchado:

“Los enamorados sienten dolor y nosotros también, se despreocupaban de la comida; nosotros nos hemos despreocupado igualmente. No pueden dormir; esto sufrimos también ahora. Les parecen que se queman, y el fuego está con nosotros. Desean verse el uno al otro. Por eso suplicamos que llegue el día rápidamente, quizá esto sea amor y nosotros nos amamos el uno al otro sin saberlo. Si, esto es amor, y yo soy un enamorado solamente; pues, ¿por qué nos duele estas cosas? ¿por qué nos buscamos el uno al otro? Todo lo que dijo Filetas es verdad. Aquel niño del jardín fue visto también por nuestro padres en aquel sueño y nos ordenó que nosotros pastoreamos cabras. ¿Cómo puede uno cogerlo? Es pequeño y escapará. ¿y cómo puede uno huir de él? Tiene alas y nos cogerá. Debemos ir en busca de ayuda a las Ninfas. Aunque ni siquiera Pan ayudó a Filetas cuando estaba enamorado de Amarílide. Dijo cuántos remedios había, esto es lo que hay que buscar: el beso, el abrazo y el yacer desnudos por el suelo. Hace frío, pero lo soportaremos siendo los segundos después de Filetas”.

Traducción: Lola Jiménez Jiménez

MITOLOGÍA CLÁSICA I


¿Qué es un mito y por qué surge el mito?
El término mito significa palabra, fábula o narración. Se entiende, pues, por mito un relato fantástico, fabuloso y ejemplar con intervención de personajes extraordinarios (dioses, héroes, gigantes, etc.) que sucede en un pasado prestigioso y lejano y que pertenece a la memoria colectiva de una comunidad. El mito da respuesta de una forma poética a las cuestiones y situaciones fundamentales del hombre remitiendo a hechos anteriores a la historia. El mito surge cuando el hombre empieza a desarrollar las facultades que le distinguen del resto de animales y, junto a las necesidades fisiológicas básicas, siente otra: la de comprender el mundo que le rodea y saber su papel dentro de ese mundo. Así va a salir del irracionalismo hacia el pensamiento y la consciencia. En este verdadero amanecer del hombre como ser inteligente se sucedieron diversas etapas, entre las que los mitos ocupan un lugar importante, junto a la magia y el ritual, prácticas todas ellas dotadas de un significado religioso. Mientras que la magia se basa en la atribución de virtualidades ocultas a determinados objetos o personas, y el rito se centra en la repetición de diversos gestos, movimientos y ceremonias, a fin de conseguir efectos concretos, los mitos suponen un despegue hacia lo conceptual: la representación de los orígenes y transformaciones del mundo y de la sociedad mediante narraciones de carácter sagrado. En el pueblo griego, esta actividad desembocó en la aparición del pensamiento racional, revolución que se produjo en el siglo VI a. C. y que supuso el inicio de la reflexión científica sobre el Universo y, en definitiva, el nacimiento de la filosofía y de la ciencia. Así pues, lo que primero era contrario: mythos (palabra)/logos (razón) termina siendo una propiciadora y conditio sine qua non de la otra.

Los mitos suelen clasificarse según su contenido en:

· cosmogónicos, si intentan explicar la creación del mundo.
· teogónicos, si se refieren al origen de los dioses.
· antropogénicos, relativos a la aparición del hombre.
· etiológicos, si tratan de explicar el porqué de instituciones políticas, sociales o religiosas.
· escatológicos, si se refieren a la vida de ultratumba y al fin del mundo.
· morales, cuyo contenido suele referirse a la lucha entre principios contrarios, el bien y el mal, ángeles y demonios, etc.

La civilización de la Hélade ofrece una de las mitologías más ricas de todas las culturas antiguas, cuya huella aún hoy se deja sentir con fuerza en el mundo occidental. En la etapa más primitiva la religión griega fue popular y agraria, heredera de una fase anterior mágica y animista en la que los dioses y los espíritus habían tenido forma animal (serpiente, toro) o de objetos inanimados (encina, piedra). Estas divinidades controlaban la fertilidad de los campos y la del hombre y era preciso captar su benevolencia. Luego hubo una etapa intermedia en la que aparecen seres mitad animal y mitad hombre, como los centauros, sirenas, esfinges, hasta que en una etapa posterior la religión griega se vuelve antropomórfica, cuando se produce el sincretismo entre los dioses indoeuropeos y los dioses autóctonos de la cultura mediterránea. En los primeros textos literarios griegos, en Homero y sobre todo en la Teogonía de Hesíodo, aparece reinando sobre el mundo un conjunto de dioses de forma humana cuyo rey es Zeus y cuya morada está en el monte Olimpo, la única montaña de la Hélade que tenía la cima cubierta de nieves perpetuas y envuelta en una espesa niebla que la ocultaba a los ojos de los mortales.

Estos dioses griegos tenían sentimientos humanos como la cólera, el amor o la envidia. Polemizaban entre sí y tomaban parte en las guerras de los hombres. Su aspecto era similar al de los restantes mortales: así se les ve en la asamblea de dioses o en los frisos del Partenón, donde se observan unos dioses olímpicos que más bien tienen apariencia de ciudadanos corrientes, sentados en una actitud tranquila y apacible. Eran inmortales y estaban dotados de impasibilidad o carencia de enfermedades y eterna juventud. Se alimentaban de néctar y ambrosía. Eran aficionados a los banquetes y comían en mesas de oro. De gran poder, pero no omnipotentes (ni siquiera Zeus) estaban sometidos al destino, a la Moira. Sus relaciones con los hombres estaban presididas por una especie de pacto: a cambio de un culto específico, cada uno de ellos protegía a su ciudad.

EL ORIGEN. EL MITO DE LA SUCESIÓN

Al principio existió el Caos, después Gea, el tenebroso Tártaro y Eros, “el más hermoso de los dioses inmortales, que afloja los miembros y subyuga el corazón”. Gea, la Tierra (Tellus en Roma), engendró en primer lugar a Urano, el Cielo, y también el mar y las montañas.

Gea y Urano engendraron la primera generación divina: los tres Cíclopes, “de corazón soberbio”, relacionados con el rayo y con un solo ojo en medio de la frente, los tres Hecatónquiros o Centimanos, de cien brazos robustos, y doce dioses, seis Titanes y seis Titánides. El más joven era Cronos, identificado con Saturno por los romanos.

La castración de Urano
Urano odiaba a sus hijos y a medida que nacían los obligaba a vivir en las entrañas de su madre, Gea, sin ver la luz. Ella estaba desesperada y pidió venganza a sus hijos. Cronos se comprometió a ayudarla. Gea recibió la sangre de Urano y fecundada por ella engendró a las Erinias o Furias vengadoras que persiguen a los criminales, a los Gigantes y a las Ninfas Melias. Los genitales de Urano cayeron al mar donde engendraron a Afrodita, la diosa del amor. Al llegar desnuda a una playa de Chipre impulsada por el Céfiro, las Horas la recibieron, la ataviaron con ricos vestidos y la llevaron al Olimpo junto a los demás dioses.

Cronos y Rea
Cronos sucedió a su padre y se unió a su hermana, la titánica Rea o Cibeles que dio a luz a la segunda generación de dioses: Hestia o Vesta, Deméter o Ceres, Hera o Juno, Hades o Plutón, Posidón o Neptuno.

Nacimiento de Zeus
Cuando estaba a punto de dar a luz al más pequeño, Zeus o Júpiter, Rea se dirigió a la isla de Creta y allí tuvo a su hijo a escondidas en una cueva. Una vez crecido Zeus decidió vengarse con la ayuda de la titánica Metis.

La Titanomaquia
Los hermanos de Zeus, después de volver a la vida, le ayudaron a luchar contra Cronos y sus hermanos, los Titanes. Después de diez años de guerra, Gea les vaticinó la victoria si liberaban a los Cíclopes, que estaban prisioneros en el Tártaro. A su jefe, Atlas, le dieron un castigo especial: sostener el mundo sobre sus hombros. Los vencedores se repartieron el poder.

La Gigantomaquia
Gea, la Tierra, indignada por la suerte de los Titanes engendró a los Gigantes para que vengaran la afrenta. A los dioses les habían vaticinado que no vencerían si un mortal no peleaba a su lado. Heracles los ayudó. Todos los dioses lucharon valientemente y mataron a muchos gigantes. Zeus fulminó a los restantes y Heracles remató con sus flechas a los moribundos.

La Tifonomaquia
Después de la derrota de los Gigantes, Gea no se dio por vencida y uniéndose a Tártaro engendró a un hijo terrible, Tifón, para vengarse. Asustados los dioses huyeron del Olimpo y se metamorfosearon en diferentes animales. Zeus se enfrentó a él con una hoz y le disparó sus rayos pero Tifón lo inmovilizó con sus espirales, le cortó los tendones de las manos y los pies y lo encerró en una cueva. Finalmente Hermes y Pan lo liberaron y le pusieron de nuevo los tendones. Zeus recobró la fuerza y con sus rayos persiguió a Tifón hasta que logró vencerlo.

BREVE HISTORIA DE LA LENGUA LATINA

HISTORIA DE LA LENGUA LATINA

1. EL LATÍN LENGUA INDOEUROPEA.

El latín es una lengua de la “familia lingüística” conocida con el nombre de indoeuropea. Por familia lingüística se entiende el conjunto de lenguas que presentan unos rasgos básicos comunes en los distintos niveles o “sistemas” del lenguaje: fonológico, léxico, morfológico, sintáctico. Estas coincidencias atestiguan un origen común, en una época remota y una zona limitada, a partir de las cuales se producirán la expansión y la posterior fragmentación.
A la familia indoeuropea pertenecen el latín y la mayoría de las lenguas habladas en Europa, tanto en el pasado como en el presente, además de algunas de Asia meridional que se extienden por la zona que va desde la actual Turquía hasta la India. Se exceptúan en nuestro continente el finés, el húngaro y el vasco.
El origen de esta “familia” se remonta a hace mas de cinco mil años y se sitúa, según la teoría mas aceptada, en una zona al norte del mar Negro, entre la desembocadura del Danubio y los montes Urales.
• Primera generación de lenguas indoeuropeas
Durante el segundo milenio antes del nacimiento de Cristo, la que podríamos llamar “primera generación” de las lenguas indoeuropeas aparece ya diferenciada en su mayor parte, y los pueblos que las hablaban se encuentran situados, o a punto de situarse, en sus territorios históricos. Unos pueblos lo hicieron en fecha más temprana, como los hititas de la Península de Anatolia (actual Turquía) o los aqueos, quienes protagonizaron a mediados del milenio la civilización minoica en la isla de Creta y la civilización micénica en la Grecia continental (el Peloponeso); otros pueblos lo hicieron en fecha más tardía como los portadores de la lengua latina, cuya entrada en la Península Italiana se supone no muy anterior al año 1000 a. C., coincidiendo mas o menos con la invasión de los dorios en Grecia.
Algunas de estas lenguas resultantes presentan un mayor número de afinidades entre sí, lo que hace suponer que en un periodo intermedio los pueblos respectivos ocuparon un mismo territorio o territorios vecinos, y desarrollaron una parecida manera de hablar. De ahí que se distingan diferentes “grupos” de lenguas indoeuropeas, como las lenguas atestiguadas en la franja central de Italia -el latín, el osco y el umbro- o las atestiguadas en Asia -el llamado grupo indoiranio- o las distintas antiguas lenguas germánicas o eslavas.
•Segunda generación de lenguas indoeuropeas
Ya en época histórica, la mayoría de las lenguas indoeuropeas siguieron evolucionando lenta pero imparablemente, transformándose y fragmentándose, y dando lugar a las diferentes lenguas indoeuropeas modernas, que constituyen la “segunda generación” de la familia indoeuropea. Hubo, no obstante, algunas que no dejaron “descendencia”, al ser sustituidas por otras lenguas dominantes y luego olvidadas.
En algunos casos se conoce muy bien la lengua que ha dado origen a estas lenguas modernas, al conservarse su literatura (caso del antiguo indio, del persa antiguo, del griego, del latín); en otros casos, como el de las lenguas germánicas o eslavas, no se conserva ningún testimonio escrito de la primitiva lengua “madre” común.
• Parentesco léxico de las lenguas indoeuropeas
En conclusión, nuestra “comunidad lingüística europea” tiene ya entre tres mil y cuatro mil años de historia; y su origen común, dos mil años más. El eslabón que une las lenguas románicas de España -castellano, catalán y gallego- entre sí y con el resto de esta vieja y gran comunidad es el latín.
Para apreciar los lazos de parentesco que unen a las lenguas derivadas del latín, basta hacer un muestreo con palabras de distinta clase -sustantivos, verbos, pronombres, preposiciones, etc.- y comparar los resultados en castellano o francés, junto a la forma latina de que proceden, con los de dos lenguas de otro “grupo” indoeuropeo, como son el inglés o el alemán.

2. EVOLUCIÓN DEL LATÍN
• Orígenes y expansión
El latín aparece hacia el año 1000 a. C. en el centro de Italia, al sur del río Tíber, entre los Apeninos y el mar Tirreno, en una región llamada Latium (Lacio), de donde proviene el nombre de la lengua y el de sus primeros habitantes, los latinos.
Junto al latín aparecen las otras dos lenguas del “grupo itálico”: el osco, al sur del Lacio, y el umbro, al noreste.
De las varias formas dialectales del latín primitivo (cada ciudad del Lacio tenía la suya), enseguida acabó imponiéndose la de Roma, a causa de su pronta hegemonía sobre toda la región.
Este latín “romano” se fue extendiendo a medida que se extendía también el dominio de Roma, primero en Italia, más tarde en los países ribereños del Mediterráneo occidental (incluida la Península Ibérica) hasta abarcar finalmente la Europa central, desde las Islas Británicas hasta Rumanía.
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, ocurrida en el siglo V, el latín continuó siendo la lengua común de gran parte de este territorio, hasta su fragmentación y transformación en las distintas lenguas románicas (siglos VIII-IX). Son, pues, dos mil años de uso ininterrumpido del latín, desde antes incluso de que Roma existiese hasta después de que dejara de ser la capital del Imperio.
Por lo que se refiere a la Península Ibérica, la presencia de la lengua latina duró alrededor de doce siglos (recordemos que la conquista romana se inicia en el siglo III a. C.).
• El latín vulgar
A este latín “hablado”, corriente, popular, se le llama latín vulgar. Es una lengua en continua evolución y con diferencias dialectales entre las regiones de la misma Italia, y más aun entre las diferentes provincias del Imperio (así, por ejemplo, puede hablarse de la existencia de un latín “hispano”, “galo”, “africano”, etc.).
Al descomponerse el Imperio y empezar la Edad Media, la evolución y fragmentación de la lengua se aceleran y acentúan hasta que el latín se convirtió en otra lengua, en parte igual y en parte distinta del latín tradicional, a la que ya en el siglo IX empezó a llamarse lingua romana rustica, de donde procede el nombre de lenguas románicas o romances para denominar a las diversas lenguas nacionales a que dio lugar. No obstante, muchas de las diferencias entre éstas y el latín literario ya se habían iniciado en el latín vulgar.
• El latín literario
A partir del siglo III a.C. comienza la literatura en latín: y con ella, el latín literario, culto, escrito. Tras un primer periodo de formación que tiene lugar en el siglo I a.C., el latín literario, fijado ya por las primeras gramáticas, se convierte en una de las grandes lenguas literarias de la antigüedad (lenguas “clásicas”), y como tal, a diferencia del latín vulgar, permanece prácticamente inalterado y unificado a través de los siglos; autores como Cicerón, Virgilio y Tácito, entre otros, dan fe de ello en distintas épocas de la antigüedad. En épocas posteriores, Tomas de Aquino, Dante, Petrarca...
Este latín culto, además de ser la lengua de la literatura en sentido estricto, fue la lengua en la que se transmitió todo el legado cultural romano: derecho, ciencia, lingüística, filosofía, etc.
• Pervivencia del latín
A lo largo de la Edad Media, el latín siguió siendo lengua de expresión de la cultura y alcanzó una revitalización extraordinaria en el Renacimiento (los humanistas como Erasmo o Luis Vives eran consumados latinistas). Como lengua de expresión culta y científica su uso se mantuvo hasta el siglo XVIII (Descartes, Leibniz, Newton, Linneo); y como lengua oficial de la Iglesia católica se ha mantenido en la liturgia y en sus documentos (en las encíclicas papales, por ejemplo) hasta la actualidad.
Ese carácter de vehículo de expresión universal de la cultura, romana primero y europea después, hizo que el latín estuviera presente en los estudios de los niveles medio y superior de todos los países civilizados durante tantos siglos. La presencia en los estudios ha sido además preeminente hasta hace no mucho.
A esta causa se debe también que todas las lenguas europeas, no sólo las lenguas románicas, hayan visto enriquecido su vocabulario con un gran número de palabras de raíz latina (cultismos) Asimismo puede apreciarse en muchas de esas lenguas el mantenimiento del uso habitual de expresiones latinas, no sólo en el nivel culto del lenguaje sino también muchas de ellas en el nivel coloquial.

3. LAS LENGUAS ROMÁNICAS
• Origen
El origen de las lenguas románicas hay que buscarlo en ese latín “vulgar” tardío transformado y fragmentado, bautizado con la denominación de lingua romana rustica en un concilio del siglo IX (para diferenciarla de las lenguas “bárbaras”, por un lado, y del latín “culto”, por otro).
Fue este un proceso que podría calificarse de “metamorfosis”. Una parte importante del sistema lingüístico latino permaneció en todas las lenguas románicas. Pero hubo cambios (innovaciones y perdidas) muy sustanciales que afectaron a los distintos aspectos de la lengua: pronunciación, morfología, sintaxis, léxico. El sistema se convirtió en otro, con diferencias también sustanciales entre las lenguas de los distintos reinos medievales. Estas diferencias fueron aumentando con el paso del tiempo hasta la fijación definitiva de las distintas lenguas románicas. Entre las muestras escritas que nos han llegado de este latín y las primeras de las diversas lenguas románicas (siglos VIII-X) hay todavía muy poca diferencia.
• Documentos más antiguos en lengua románica: siglos IX-X
Para el español, el testimonio documental mas antiguo se fecha a finales del siglo X: son las famosas Glosas Emilianenses encontradas en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja. Se trata de traducciones de palabras y frases sueltas de un texto latino culto (en concreto, un manuscrito con sermones de san Agustín) a la lengua hablada en la Castilla primitiva.
• Primeras obras literarias: siglos X-XIII
Las manifestaciones literarias mas antiguas en las principales lenguas románicas de la Península Ibérica son:
· Las estrofas en romance, entremezcladas con el texto árabe o hebreo, de las “jarchas” mozárabe (siglo X)
· El Cantar de mio Cid en el romance de Castilla (siglos XII-XIII)
· Las Cantigas en gallego‑portugues (siglos XII-XIII).
· Las Homilies d´Organya en catalán (siglo XII).
· Las estrofas en romance, entremezcladas con el texto árabe o hebreo, de las “jarchas” mozárabe (siglo X)
A lo largo de la Edad Media, la similitud que se observa en muchos de los textos románicos primitivos, en los diferentes países que conforman la Romania, va disminuyendo , a la vez que van remarcándose las diferencias, hasta llegar a fijarse gramaticalmente cada una por separado a partir del Renacimiento.
• Las lenguas románicas hoy
Las lenguas románicas se hablan en la actualidad en la Europa romanizada y en otros países del mundo, adonde llegaron con la colonización. Son las siguientes:
Lengua
Zonas de influencia
Hablantes nativos
Castellano (Español)
España, Hispanoamérica, presencia decreciente en Filipinas y creciente en EE UU
352.000.000
Portugués
Portugal, Brasil, Angola, Mozambique, archipiélagos de Madeira y Azores
170.000.000
Francés
Francia, sur de Bélgica, cantones occidentales de Suiza, Antillas, Canadá (Quebec), países francófonos de Africa
72.000.000
Italiano
Italia
40.000.000
Rumano
Rumanía
26.000.000
Gallego
Galicia
4.000.000
Catalán
Cataluña, Rosellón (Francia), Andorra, Islas Baleares, Comunidad Valenciana
4.000.000
Provenzal (Occitano)
Provenza (sureste de Francia)
3.000.000
Sardo
Cerdeña
1.500.000
Retorromano (Rético)
Alpes
40.000
El castellano es la lengua románica con mayor numero de hablantes; la mayor parte de ellos pertenecen al continente americano. Algunas zonas del suroeste y sureste de Estados Unidos, debido a la presencia creciente del castellano, son en la actualidad bilingües.

Dido y Eneas o la imposibilidad del amor (libro IV de la Eneida)


Publio Virgilio Marón constituye una de las cimas de la literatura latina, siendo uno de los autores clásicos que ejerció en la literatura posterior una influencia más duradera y permanente. Junto con Horacio y Ovidio personifica la edad de oro que para la poesía fue la época de Augusto. Virgilio dedica los diez últimos años de su vida, del 29 al 19 a. de C.- a escribir la Eneida, un poema épico en hexámetros que iba a eclipsar todas las obras épicas precedentes de escritores romanos e iba a fijar las características del género para los escritores épicos posteriores. En este poema se ensalza el origen y crecimiento del poder romano. Ciertamente por los años en que Virgilio comienza a escribir la Eneida se producen los hechos centrales que inician el principado de Augusto.
El tema central del poema es la leyenda de Eneas, el héroe troyano que sobrevivió por mandato de los dioses a la destrucción de Troya y, tras un largo viaje, fundó un asentamiento troyano en Italia. La intencionalidad política de la Eneida es evidente ya en la elección del tema. Escogiendo la leyenda de Eneas como fundador de Roma, Virgilio relacionaba ésta definitivamente con la cultura griega. Por otra parte, se hacía descender "la gens Iulia", a la que Augusto pertenecía, de Iulo, el hijo de Eneas; de esta forma, como según la leyenda Eneas era hijo de la diosa Venus, se establecían unos orígenes divinos para el emperador. Virgilio presentaba así el régimen de Augusto como el heredero natural del glorioso pasado romano: Roma y Augusto quedaban de esta manera identificados de forma mucho más sutil y eficaz.
Como obra literaria la Eneida es un poema de una extraordinaria complejidad. Sin duda Virgilio se inspiró en los poemas homéricos, pero al mismo tiempo, abandonando su primera vinculación con los "poetae novi", se aproxima a la épica arcaica de Ennio y de Nevio, que habían ensalzado a los héroes de su historia nacional mezclando hechos históricos con aspectos legendarios. Virgilio logra unir en el poema el presente y el pasado, la historia y la leyenda con gran habilidad.
El libro IV es el libro del amor. Dido y Eneas se han enamorado, pero su amor no es posible y acaba finalmente con la partida de Eneas y el suicidio de Dido. Amor y muerte, los dos grandes temas de la literatura. La muerte es la certidumbre, la única que todo hombre posee, lo que nos hermana a todos. El amor es el mayor poder que tenemos para, en la medida de nuestras posibilidades, vencer, aún temporalmente, a la muerte. Así lo expresaba también el gran poeta Pedro Salinas en Largo Lamento:

No hay más invierno que la soledad.
Lo que funde la nieve es un amor
que se sirve del sol como su intérprete.
Toma mi mano, acéptame este modo
sencillo de abolir, al mismo tiempo,
invierno y soledad, llamado amarse.

Lo más intenso que tenemos a nuestra disposición para sentirnos vivos es el amor. La muerte llegará, pero cuando lo haga nos encontrará bien agotados de habernos comido la vida a bocados. (Carpe diem, como ya sabemos).
Se ha visto muchas veces en el episodio de Dido y Eneas el enfrentamiento entre el placer y el deber, entre el mundo privado y el público, el amor y la política. El mundo de los hombres, de la política y de la guerra, prevalecerá y condenará a Dido, la mujer (o al hombre que no siga los comportamientos virtuosos- no podemos olvidar a Paris en la Ilíada, símbolo del hombre feminizado, blando y entregado al amor de Helena-). El mundo de los hombres condenará a la mujer a un lugar secundario, a la catástrofe, a la tragedia si no acepta su papel marginal. Es otra vez, a 800 años de distancia, el diálogo entre Héctor y Andrómaca.
Pero hay otra lectura más profunda y sutil que Virgilio parece transmitir, la de la imposibilidad del amor, el inconveniente de la incomunicación. El tema de fondo es el lenguaje humano. Gorgias, el filósofo y retórico sofista, había señalado que el lenguaje no era apto para la comunicación. Sólo era capaz de actuar sobre el otro, una forma de poder. El origen el habla humana son los demostrativos, los vocativos y los imperativos. Dido se enamora de Eneas al oírle contar sus hazañas; es por el lenguaje, por las palabras de Eneas, por lo que Dido arde de pasión. A su vez nuestra protagonista no para de hablar. Nada menos que nueve discursos, dos de ellos a Eneas frente a uno sólo de él a ella. Pero Dido, a pesar de sus múltiples intentos no logra convencer a Eneas. Apela al chantaje emocional, de mujer abandonada tras haberlo arriesgado todo por el hombre, como Ariadna o Medea. Le insulta, llama desagradecido al que siempre cumple con sus obligaciones. Llega incluso a amenazarle con quitarse la vida para que Eneas se quede. Suplica, se humilla. Todo inútil. Eneas sólo le lanza un breve discurso, técnico y frío donde intenta, de manera pretendidamente racional, hacerle ver a Dido su motivos. Inútil también. Es imposible la comunicación entre los dos. Ni hablar ni permanecer en silencio logra evitar el dolor. Viven en mundos diferentes que son incomunicables.



1- Dido consumida de amor. (VV. 1-5).


At regina, gravi iamdudum saucia cura,
Vulnus alit venis, et caeco carpitur igni.
Multa viri virtus animo multusque recursat
Gentis honos; haerent infixi pectore vultus
Verbaque, nec placidam membris dat cura quietem.


Mas la reina hace tiempo, atormentada de grave cuidado,
con sangre de sus venas alimenta su herida y ciego ardor la devora.
El gran valor del héroe acude a su ánimo y la gloria
muy grande de este pueblo; se clavan en su pecho sus rasgos
y palabras y no deja el cuidado a su cuerpo el plácido descanso.


2- Se produce el encuentro de los dos amantes refugiándose del temporal en una gruta. Retrato de la monstruosa Fama. (VV. 160-188).

Entretanto el cielo de terrible rugido empieza
a llenarse, sigue una tormenta mezclada con granizo
y el séquito tirio, dispersado, y la juventud troyana
y el dardanio nieto de Venus asustados buscaron
los techos de todos los campos; ríos bajan corriendo del monte.
A la misma gruta Dido y el caudillo troyano
acuden. La Tierra, la primera, y Prónuba Juno
dan la señal; brillaron los fuegos y cómplice el aire
del casamiento en su alta cumbre ulularon las Ninfas.
Aquél fue el primer día de la muerte y la causa primera
de las desgracias; pues ni de apariencias ni de opinión se deja
llevar Dido ni planea ya un amor a escondidas:
casamiento lo llama, con este nombre esconde su culpa.


Se echa a andar al punto la Fama por las ciudades libias,
la Fama: más rápido que ella no hay mal alguno;
en sus movimientos se refuerza y gana vigor según avanza,
pequeña da miedo al principio, al punto se lanza al aire
y camina por el suelo y oculta su cabeza entre las nubes.
A ella la madre Tierra, irritada de ira contra los dioses,
la última, según dicen, hermana de Encélado y de Ceo,
la parió veloz de pies y ligeras alas,
horrendo monstruo, enorme, con tantas plumas en el cuerpo
como ojos vigilantes debajo (asombra contarlo),
como lenguas, como bocas le suenan, como orejas levanta.
Vuela de noche estridente entre el cielo y la tierra
por la sombra, y no rinde sus ojos al dulce sueño;
de día se sienta, vigilante, o en lo alto de un tejado
o en las torres elevadas, y amedrenta a las grandes ciudades,
mensajera tan firme de lo falso y lo malo cuanto de la verdad.

3- Dido se dirige a Eneas y le insulta por su marcha. Le amenaza con suicidarse. (VV. 305-324).
«¿Es que creías, pérfido, poder ocultar
tan gran crimen y marcharte en silencio de mi tierra?
¿Ni nuestro amor ni la diestra que un día te entregué
ni Dido que se ha de llevar horrible muerte te retienen?
¿Por qué, si no, preparas tu flota en invierno
y te apresuras a navegar por alta mar entre los Aquilones,
cruel? ¿Es que si no tierras extrañas y hogares
desconocidos buscases y en pie siguiera la antigua Troya,
habrías de ir a Troya en tus naves por un mar tempestuoso?
¿Es de mí de quien huyes? Por estas lágrimas mías y por tu diestra
(que no me he dejado, desgraciada de mí, otro recurso),
por nuestra boda, por el emprendido himeneo,
si algo bueno merecí de tu parte, o algo de la mía
te resultó dulce, ten piedad de una casa que se derrumba,
te lo ruego, y abandona esa idea, si hay aún lugar para las súplicas.
Por tu culpa los pueblos de Libia y los reyes de los númidas
me odian, en contra tengo a los tirios; también por tu culpa
perdí mi pudor y con lo que sola caminaba a las estrellas,
mi fama primera. ¿A quién me abandonas moribunda, mi huésped
(que sólo esto te queda de tu antiguo nombre de esposo)?


4-Eneas le responde de una manera fría y racional que su amor es su patria, la nueva patria prometida por los dioses después de la destrucción de Troya y que él ha de encontrar para los suyos. (VV. 331-346).


Él no apartaba sus ojos de los mandatos
de Júpiter y a duras penas ocultaba el dolor en su corazón.
Responde por fin en pocas palabras: «Yo a ti de cuanto
puedas decir, reina, nunca te negaré
merecedora, ni me avergonzará acordarme de Elisa
mientras de mí mismo tenga memoria, mientras un hálito gobierne mis miembros.
Poco añadiré en mi defensa. Ni yo traté de ocultar mi huida
con una estratagema (no inventes), ni nunca del esposo
te ofrecí las antorchas o me comprometí a pacto tal.
Yo, si mis hados me permitieran guiar mi vida
según mis deseos y buscar mis propias preocupaciones,
habilitaría primero la ciudad de Troya y las dulces
reliquias de los míos, en pie seguirían las altas moradas
de Príamo y por mi mano habría levantado de nuevo Pérgamo para los vencidos.
Pero he aquí que Apolo Grineo a la grande Italia,
a Italia las suertes licias me ordenaron marchar;
ése es mi amor, ésa mi patria.

5- Dido vuelve a insultar a Eneas. (VV. 362-380).


Hace rato le mira mientras habla con malos ojos,
los revuelve aquí y allá, y todo lo recorre
con silenciosa mirada y así estalla por último:
«Ni una diosa fue el origen de tu raza ni desciendes de Dárdano,
pérfido, que fue el Cáucaso erizado de duros peñascos
quien te engendró y las tigresas de Hircania te ofrecieron sus ubres.
Pues, ¿por qué disimulo o a qué faltas mayores me reservo?
¿Es que se ablandó con mi llanto? ¿Bajó acaso la mirada?
¿Se rindió a las lágrimas o tuvo piedad de quien tanto le ama?
¿Qué pondré por delante? ¡Si ya ni la gran Juno
ni el padre Saturnio contemplan esto con ojos justos!
No hay lugar seguro para la lealtad. Arrojado en la costa,
lo recogí indigente y compartí, loca, mi reino con él.
Su flota perdida y a sus compañeros salvé de la muerte
(¡ ay, las furias encendidas me tienen!), y ahora el augur Apolo
y las suertes licias y hasta enviado por el propio Jove
el mensajero de los dioses le trae por las auras las horribles órdenes.
Es, sin duda, éste un trabajo para los dioses, este cuidado inquieta
su calma. Ni te retengo ni he de desmentir tus palabras:
vete, que los vientos te lleven a Italia, busca tu reino por las olas.


6-Dido se quita la vida. (VV. 641-671).

Mas Dido, enfurecida y trémula por su empresa tremenda,
volviendo sus ojos en sangre y cubriendo de manchas
sus temblorosas mejillas y pálida ante la muerte cercana,
irrumpe en las habitaciones de la casa y sube furibunda
a la pira elevada y la espada desenvaina
dardania, regalo que no era para este uso.
En ese momento, cuando las ropas de Ilión y el lecho conocido
contempló, en breve pausa de lágrimas y recuerdos,
se recostó en el diván y profirió sus últimas palabras:
«Dulces prendas, mientras los hados y el dios lo permitían,
acoged a esta alma y libradme de estas angustias.
He vivido, y he cumplido el curso que Fortuna me había marcado,
Y es hora de que marche bajo tierra mi gran imagen.
He fundado una ciudad ilustre, he visto mis propias murallas,
castigo impuse a un hermano enemigo tras vengar a mi esposo:
feliz, ¡ah!, demasiado feliz habría sido si sólo nuestra costa
nunca hubiesen tocado los barcos dardanios.»
Dijo, y, la boca pegada al lecho: «Moriremos sin venganza,
mas muramos», añade. «Así, así me place bajar a las sombras.
Que devore este fuego con sus ojos desde alta mar el troyano
cruel y se lleve consigo la maldición de mi muerte.»
Había dicho, y entre tales palabras la ven las siervas
vencida por la espada, y el hierro espumante
de sangre y las manos salpicadas. Se llenan de gritos los altos
atrios: enloquece la Fama por una ciudad sacudida.
De lamentos resuenan los techos y de los gemidos
y el ulular de las mujeres, el éter de gritos horribles,
no de otro modo que si Cartago entera o la antigua Tiro
cayeran ante el acoso del enemigo y llamas enloquecidas
se agitasen por igual en los tejados de los dioses y de los hombres.